viernes, 29 de agosto de 2008

Artículos curiosos


Os adjunto hoy, dos artículos de prensa publicados en ABC, que me parecen muy curiosos: El primero, la Laura Capmany, quien normalmente, nos deleita con sus artículos y romances incisivos y llenos de humor y buen hablar, nos hace una negra descripción de la España actual, quizá impresionada porque ella vive en Bruselas y, no está acostumbrada al buenismo y tolerancia de nuestras autoridades con los delincuentes de toda laya y de que cualquier individuo de ambos sexos, por el sólo hecho de no haber cumplido 18 años, sea calificado como "menor" y pueda asesinar, robar, violar o incendiar, impunemente. Habiendo "menores" y mayores que han sido detenidos más de 130 veces, sin que nunca se les haya juzgado "todavía", por la lentitud de la justicia, y mientras tanto, sigan tranquilamente en su "actividad".

El otro, es de un catedrático de filosofía francés, pero de origen judío alemán, que hace un sorprendente análisis de lo que significa la tauromaquia, y se sorprende de que haya españoles y de otras nacionalidades, cultos, pero ignorantes de la importancia de este mundo…

Os sugiero dedicar unos minutos a leerlos, porque a pesar de la extensión del segundo, vale la pena, y sobre todo, os sorprenderá, como me ha sorprendido a mi saber que hay cientos de personas que, en París, pagan unas caras entradas a un teatro, para asistir al homenaje del torero colombiano César Rincón…


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España Aventura

LAURA CAMPMANY - ABC - Miércoles, 27-08-08

España es en sí misma una aventura capaz de ofrecerte, a cualquier hora y gratis total, todas las sorpresas, emociones y riesgos de un buen parque temático. No necesitas montarte en una montaña rusa, ni en el túnel del miedo, ni en la lanzadera espacial, para darte un balón de adrenalina. De erizarte hasta el último cabello ya se encargan las mafias, que sin recargo te sirven la juerga a domicilio, y para provocarte ligeras taquicardias se bastan los chiquillos, que con un par de copas te sacan sin remilgos la navaja.

Está guapa, la calle. Me siento a media tarde en un café de Ibiza y acabo presenciando una carrera: pasa un muchacho negro corriendo como un corzo con una riñonera, y a distancia otro blanco que parece su dueño, y que al poco regresa, por supuesto sin ella. Nunca se nos dio bien el atletismo. Luego cambio de costa y de entrada me advierten que hay siete querubines que juegan a atracarte en el paseo, a plena luz del día y sin que mueva nadie una pestaña. La gente saca un bate si le rozas un faro. Hay, flotando en el aire, no amor, sino veneno. ¡Y lo que nos espera, con el paro!

Las familias se mudan de los chalés a pisos. Las señoras procuran salir acompañadas. Ya no puedes quitarle la mirada a tus hijos. Si ves una agresión, una paliza, un robo, una infracción o un accidente, aconseja el Gobierno y la prudencia alzar los hombros y pasar de largo. Con balas que te cosen el ombligo, puñaladas traperas, conductores suicidas, y esta especie de noria de la muerte en que se han convertido las más tenues esquinas, el dinero ya huele a guardaespaldas. Vivir aquí en España empieza a parecerse a la aventura de no saber, siquiera, si uno vive en España.

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EL ARTE DE JUGARSE LA VIDA

POR FRANCIS WOLF, CATEDRÁTICO DE FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD DE PARÍS

Jueves, 28-08-08

SE escucha de vez en cuando a escritores, universitarios y pensadores españoles evocar su infancia vagamente acunada de recuerdos taurinos y expresar su rechazo, a veces violento, de la fiesta de los toros. No comprenden cómo puede hoy (aún y siempre) emocionar, conmover, exaltar las muchedumbres, en las que seguro no ve nada más que una masa de reaccionarios incultos alentada por intelectuales esnobs. En esta revuelta antitaurina, a veces íntima, a veces sonoramente militante, se encuentran a menudo, en amalgama con la memoria de sus propias historias familiares, algunos tópicos datados en los sesenta (toros = turismo, exotismo de españolada, tremendismo del torero descamisado) o más antiguos aún (toros = España negra, vergonzante cara del pasado). Sí, ya sé: sé que para muchos españoles los toros despiertan espontáneamente ese mismo sentimiento confuso, un poco nostálgico, vagamente vergonzoso, de tener que vérselas con algo que sobrevive de manera inconveniente pero a punto de caducar definitivamente gracias a la ascensión social, la educación del pueblo, la evolución de las costumbres, el sano desarrollo de las sensibilidades, Europa, la democracia, etc. Sí, ya sé: sé que para muchos jóvenes españoles la palabra «tauromaquia» evoca carteles de otra época, un rito anticuado, una especie de juego arcaico o incluso un espectáculo cruel del que deben defenderse cuando, gracias a un programa Erasmus, se dan cuenta que, para el resto del mundo, se mantiene asociado al nombre de España, es decir, a una de las naciones más avanzadas de Europa de la que por lo demás uno puede sentirse orgulloso. A todos esos españoles, jóvenes o menos jóvenes, les quiero decir lo que sigue: los toros no son ya sólo la Fiesta Nacional de España. Con eso han perdido un poco y ganado mucho. Se han convertido en parte integrante de la cultura de la Europa meridional e incluso del patrimonio mundial.

¿Se imaginan ustedes que hace apenas algunas semana (el 2 de junio exactamente), en un teatro del centro de París atestado, cientos de personas de las que la mayoría no habían puesto nunca sus pies en España, e ignoraban absolutamente todo de la «fama negra» de los toros, habían pagado cara su entrada por el único placer de homenajear la heroica carrera de un torero... colombiano (César Rincón)? Claro que para todos esos turistas que visitan España a toque de pito, entre la torre de Pisa y el Big Ben, y que creen que Francia es Pigalle, los toros son el «exotismo» español barato, y el torero es algo así como «Manolete-ElCordobés-del brazo de su bailaora con castañuelas», o (para los más cultivados ¡ay!) es la imagen odiosa y desgastada del maletilla hambriento que, para salir de su miserable condición, no tiene otro remedio que tentar al diablo y arrojarse entre sus cuernos. Ignoran evidentemente, como quizás muchos españoles, que uno de los más grandes toreros de la historia está vivo y toreando y en modo alguno debe su valor extraordinario a esa deprimente leyenda, o que uno de los mejores toreros de la primera década del siglo XXI es francés, o que fue prácticamente imposible conseguir entradas (siendo tan caras como las de la ópera) para las diez corridas que conformaron la reciente feria de Nîmes (95.980 espectadores).

Un poco de pudor y muchos escrúpulos me impiden evocar mi infancia que está en las antípodas de las de los intelectuales españoles antitaurinos. Bastará decir que esa infancia en el cinturón de París, con mis padres judíos alemanes que escaparon por milagro de los campos de la muerte, en modo alguno me preparaba para recibir el choque que fue el descubrimiento accidental de los toros, a la edad de 18 años, al azar de una escapada estudiantil en la región de Provence. Para muchos españoles de mi generación, los toros son familiares, formaron parte de la vida cotidiana de su infancia, se los vivía con indiferencia, aceptación o rechazo de una «cultura» vagamente patrimonial que es como una segunda naturaleza de la que hay a veces que desprenderse para poder existir por sí mismo. Para mí la corrida de toros es una amiga que he elegido tan próxima como la música y sin la cual podría difícilmente vivir. Digo que la he elegido pero tengo más bien la impresión que ella me ha elegido a mí; el encuentro fue fortuito pero, como dice Flaubert de la primera cita amorosa: «Fue como una revelación». No, los toros ya no son sólo la Fiesta Nacional. Han perdido un poco de sus particularidades (algunas fiestas votivas, capeas salvajes, un público cautivo, un pueblo entero movilizado tras un torero muerto), han ganado mucho en universalidad -geográfica y sobre todo cultural-. Ahora, en el presente, los que torean y los que van a los toros lo han elegido, y si no saben del todo, ni unos ni otros, lo que van a buscar «allí» (¿sabemos bien lo que es el amor?), saben que hoy se va a la plaza en lugar de ir al estadio, al concierto o al teatro.

Sin duda, la corrida de toros no es moderna, pero no porque no sea de nuestro tiempo, es -al contrario- porque nuestro tiempo no está ya en la «modernidad». La modernidad en el sentido estricto se acabó hacia el final de los años ochenta del siglo pasado, con el derrumbamiento de las ideologías, el fin del sueño en el progreso y el agotamiento de los discursos dogmáticos de las vanguardias artísticas (formalmente revolucionarias, políticamente redentoras). Lo que algunos han dado en llamar la «posmodernidad» o lo contemporáneo se opone punto por punto a la modernidad. Puede ser que la corrida de toros no sea ni haya sido nunca «moderna», pero es seguro que se acuerda perfectamente a lo «contemporáneo». Lo moderno está ligado al progreso, a la «velocidad», a la industrialización sistemática (comprendida la de la ganadería de carne); lo contemporáneo y la corrida están ligados a la biodiversidad, a la ganadería extensiva de bravo, a los equilibrios de los ecosistemas. La modernidad sólo veía la salvación a través de la comunidad y la sociedad, en el «todo es política», lo contemporáneo y la corrida renuevan con los valores del héroe solitario (pensemos en el culto contemporáneo hacia los éxitos singulares y aventureros de cualquier tipo), con una ética de las virtudes individuales, el valor, la lealtad, el don de sí mismo. La modernidad quería esconder la muerte (simple «no vida» igual que se dice invidencia en vez de ceguera), reducirla al silencio del frío vacío de las salas mortuorias o a la mecánica funcional de los mataderos; lo contemporáneo y la corrida de toros reconocen que la ceremonia de la muerte puede contribuir a dar sentido a la vida mostrándola conquistada a cada instante sobre la posibilidad misma de su negación. Era -se decía- el fin de los ritos en los que lo único que se veía eran prejuicios arbitrarios e irracionales, pero lo contemporáneo y la corrida de toros redescubren las virtudes de los ritos, no necesariamente vinculados a capillas y estampitas. Lo moderno declaraba el final de la figuración en pintura, del relato en literatura, del drama en el cine; lo contemporáneo inventa una nueva figuración, el cine de Almodóvar, genio de la posmodernidad, reinventa la linealidad del relato y las estructuras complejas del melodrama, como la corrida de toros que mezcla lo festivo y lo trágico, los colores chillones y la emoción más pura. El arte moderno glorificaba la vanguardia social y declaraba el final de la «representación», el posmoderno mezcla lo popular y lo erudito -como la corrida de toros, la más sabia de las artes populares- mezcla la transfiguración de lo real y su presentación en bruto (el happening, el body-art, el ready-made, la instalación, la intervención, el artista mismo) como la corrida de toros, alianza de representación clásica de la belleza y de presentación en bruto del cuerpo, de la herida, de la muerte, como el torero, artista contemporáneo, que hace de su gesto una obra estilizando su existencia. La posmodernidad, lejos de oponer el hombre al animal como en los tiempos modernos, presiente que no hay humanidad sin una parte de animalidad, sin un otro al que -a quien- medirse, como si el hombre -hoy más aún que ayer- sólo pudiera probar su humanidad a condición de saber vencer, en él y fuera de él, la animalidad en su forma más alta, más bella, más poderosa, por ejemplo la del toro salvaje: vencerla, es decir, repelerla o domarla, pero sobre todo oponer la fuerza de la astucia, la gratuidad del juego, la ligereza de la diversión, la gravedad de la entrega de sí mismo, la fuerza de la voluntad, el poder del arte, la conciencia de la muerte -en definitiva todo lo que hace la humanidad del hombre-.

Quizá se podrá afirmar: ¿pero el espectáculo del sufrimiento animal, dada la evolución de las costumbres, no es ya tolerable, hoy menos que ayer? A esto hay que responder que no es una cuestión de historia (moderna o no) ni de geografía (España negra o no). Yo no he sufrido nunca, personalmente, con el espectáculo del pez atrapado en el anzuelo del inocente pescador de río -es una cuestión de sensibilidad-. Ésta permite a algunos ver al toro como víctima, la mía sólo ve en él un animal combatiente. Autoriza a algunos a pensar que el torero martiriza una bestia, yo veo en él un héroe contemporáneo que tiene la audacia de desafiar y enfrentarse a una fiera jugándose la vida -sin más, por la belleza del gesto, por pura libertad, para afirmar su propio desapego en relación con las vicisitudes de la existencia y su victoria sobre lo imprevisible-. ¡Es cierto que el toro no quiere combatir, pero no por porque sea contrario a su naturaleza el combatir sino porque es contrario a su naturaleza el querer! Esto es al menos lo que mi sensibilidad me dicta, comparable en eso a la de cientos de miles de otros hombres en todo el mundo, y no la creo menos movilizada ni sublevada que ninguna otra ante el sufrimiento de los hombres -o incluso de los animales- ni menos consciente de lo que hace falta de poder creador para volver a dar hoy un sentido, en arte, a esa palabra mancillada que es la belleza.

FRANCIS WOLFF - Catedrático de Filosofía de la Universidad de París

jueves, 21 de agosto de 2008

Actualidad gráfica


Os envío dos viñetas del ABC de hoy. Una de Mingote, de las "querencias" de nuestro ex simio presidente Zapatero, haciendo pactos para no comparecer en el congreso y la otra de Martín Morales, con el Oso, símbolo de Madrid, llorando por el accidente de Barajes de ayer…


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miércoles, 20 de agosto de 2008

China, Oppenheimer


Este artículo es muy interesante, tanto para Iberoamérica como para España, porque demuestra que el crecimiento y desarrollo espectacular de China, va exactamente en sentido contrario de lo que quieren hacer, afortunadamente sólo algunos, paíse de Iberoamérica, como Venezuela, Bolivia, Ecuador, y España que, posando de "progresistas" y haciendo demagogia "para favorecer a los más necesitados", están arruinando a sus países y, los primeros que lo sufren, son precisamente los más necesitados, aunque ellos, su dirigentes, se cuidan muy mucho de resguardar sus fortunas en paraísos fiscales, fuera de todo peligro…

Hace ya, más de un siglo, que se ha demostrado con hechos, que las nacionalizaciones producen ineficacia y pobreza, mientras que las privatizaciones producen riqueza y progreso. Ninguna administración oficial es eficiente y sí muy cara. Sólo la iniciativa privada es eficiente y produce progreso, y si no, que lo pregunten a esa pléyade de multimillonarios rusos, que se producen allí como churros y a ese crecimiento espectacular de China, aunque ese eufemismo de "Un país, dos sistemas", no sea precisamente el más recomendable…

lunes, 18 de agosto de 2008

El timo de la SGAE


Las siglas de arriba, significan "Sociedad General de Autores de España", por lo tanto, este timo sólo interesa a los residentes en España, pero os lo envío a todos, para que veáis los subterfugios que se intenta este gobierno que nos "ayuda", teniendo contestos a los cantantes que le apoyan, casi todos millonarios y que, se reparten el producto de este saqueo entre ellos, pero ¡OJO!, aquí no incluyen a los escritores, ni a los compositores, pintores, etc. O sea, que para ellos, los "autores" son sólo los que cantan canciones de "izquierdas"…

Porque, según el "pensamiento" de estos genios que nos gobiernan, todos los españoles somos delincuentes, y por tanto, cualquier sistema informático, de reproducción o de almacenamiento de datos, va a ser usado para copiar y difundir "sin pagar regalías", las canciones de sus patrocinados…

Y si una empresa tiene ordenadores para sus negocios, o una persona guarda la fotos de su familia en vacaciones, no importa, "Hay que pagar a los cantantes"…


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Asunto: timo de la SGAE

¿Te imaginas que cada vez que entres en un edificio le tengas que
pagar al arquitecto?. ¿O que cada vez que pases un puente tengas que pagar a
la familia del ingeniero que lo calculó?. ¿O cada vez que montes en avión al
aeronáutico que lo diseño? Y que me cuentas del médico que salva la vida a
un enfermo. ¿Le tendría que pagar el afortunado sanado un euro al día por
cada nuevo sol que ve salir al doctor por haberle curado?

Todos hacemos nuestro trabajo y no pretendemos
que el del mes pasado nos lo paguen todos los meses hasta la muerte,
pero nuestros artistas parece ser que son especiales...




La SGAE , y compañeros (entre ellos Ramoncín, Ana Belén, Fernando
Arbex...), van a hacer rentable convertirse en creador de
canciones en España, y a los datos nos remitimos. El nuevo canon que se nos
prepara es abusivo e injusto, y aquí van unos ejemplos:

1 ordenador con 160gb de disco duro (22 EUR de canon)
1 regrabadora de dvd's de ordenador (16,67 EUR de canon)
1 impresora multifunción (10 EUR de canon)
1 cámara de fotos con memoria para 200 fotos (9 EUR de canon)
1 reproductor de dvd de salón (6,61 EUR de canon)
1 Equipo de música de salón (0,60 EUR canon)
1 línea adsl 1 MB (35 EUR canon anuales)
200 cd's vírgenes para grabar diversos datos (50 EUR de canon)
100 dvd's vírgenes para grabar diversos datos (140 EUR de canon)

En definitiva, que cualquier familia española con un ordenador
pagará unos 303 EUR de canon al año. Antes no se sabía que era lo del
canon, pero ahora nos vamos a enterar de sobra. Señores esto no es para
paliar los datos de la piratería. Que expliquen qué van a hacer con este
dinero.
Lo más increíble es que pagarás oigas música o no. Si una empresa compra 10
ordenadores para un departamento comercial, Ramoncín hace caja aunque no
hayas oído en tu vida una nota de su casposo producto denominado por algunos
música. Lo mismo le pasará al hospital comarcal, al colegio de turno o al
ayuntamiento de tu pueblo.



¿Se trata acaso de mantener su incompetencia artística de forma vitalicia,
mientras no son capaces ni de hacer un directo en condiciones, con canciones
que llevan más de 20 años interpretando (las mismas)? Mientras hacen play
back en la tele en especiales pagados por la televisión pública (como Miguel
Bose) desplazando a los nuevos creadores, con más talento y ganas de
trabajar.



Si este dinero fuese dirigido a la creación de escuelas, museos, o cualquier
otro destino realmente a favor del mantenimiento y promoción del arte, se
podría comprender. Pero no, el dinero que recauden es para los inscritos en
la lista de los guays, y el reparto se hará por nº de ventas. Es decir, de
nuevo ganará mas el que más venda, esto es, el que más tenga.

Firma si no quieres pagar esta burrada. La ley está debatiéndose
en el congreso y pronto vera la luz si no hacemos nada al respecto.

TU FIRMA SI ES IMPORTANTE
http://www.todoscontraelcanon.es/


Pasa este correo si no quieres pagar a estos usureros. Necesitamos
1.500.000 firmas y ya hay mas de 200.000. Copia y pega este
mensaje en uno nuevo, no lo reenvíes que da más la lata leerlo y debemos
facilitar el fin de este timo

jueves, 7 de agosto de 2008

Héroes de Sichuan


Se dice que: "Todo pueblo, es superior a sus dirigentes"… Mañana empiezan los Juegos Olímpicos de Pekin, con muchos problemas de censura y la férrea tenaza que tiene el gobierno chino sobre su pueblo. En cambio éste, le da una lección de solidaridad al mundo, cuando tiene problemas graves, como el terremoto de Sichuan…