jueves, 18 de junio de 2015



Máximo Calvo

Es posible que, cuando las personas que conocen el tema, se refieren a Máximo Calvo como “un genio”, estén en lo cierto, pero en mi concepto, este calificativo, lo merece por muchas más razones de las obvias: Fue el productor y director de fotografía, de la película de más éxito de taquilla de su tiempo, que además, era una de las primeras de largo metraje… (Larguísimo metraje, más bien), argumental y en 35 mm. de toda la historia del cine colombiano.
Basada en la obra “María” de Jorge Isaac y desafortunadamente perdida, ya que su yerno, confiesa haber quemado en la terraza de su casa, todo el material fílmico de su suegro, “porque les estorbaba”. Esperemos que algún día, aparezcan los rollos de la película completa en cualquier pueblo de Bolivia, por ejemplo… Ya que según dice su hija, la película se envió a varios países de Iberoamérica, pero nunca se supo del dinero producido ni de la película en sí. De donde se deduce que no tuvo el éxito alcanzado en Colombia… o que algunos “vivos” de la época, se hicieron los sordos, aprovechando las muy deficientes comunicaciones existentes.
Cuando la vida me llevó a vivir en Cali, en 1964, conocí “El Paraíso”, de la mano de mi amigo y poeta Oscar Echeverri, la novela, la “tumba de María” y luego el monumento correspondiente en la plaza de La EE. MM. de Cali. Lo que me llevó como no podía ser de otra manera, a conocer a su autor e invitarlo como personaje de honor, a las presentaciones de cine que empecé a hacer en el Ateneo de Santiago de Cali, fundado por el español Juan Manuel Ruiz de Torres.
Por aquella época, Máximo era ya un hombre muy mayor, que hablaba poco y al que probablemente, el cine de que hablábamos nosotros, a veces de tipo científico, con cámaras de alta velocidad, de miles de imágenes por segundo, no le interesaba, como tampoco noté ningún interés en los temas, por parte de su hija y yerno, que se dedicaban a la restauración de figuras de porcelana…
Quizá uno de los aspectos más importantes de la película María, haya sido la otra faceta de la genialidad de Máximo, basada en su explotación comercial, porque aparte las presentaciones en los cines ya existentes en las grandes ciudades, y según me contó él, viajaba por los pueblos de Colombia con la película y un proyector portátil. Al llegar a un pueblo, buscaba el local más grande que existiera y negociaba con su dueño el alquiler, poniendo como telón una simple sábana y anunciando la película por los medios a su alcance. Muchas veces se decía a los asistentes que trajeran las silla, o simplemente veían la película de pie.
Todo esto, hizo que esta película produjera dinero como para edificar dos casas, que existen todavía en lo que llegó a ser uno de los barrios exclusivos de Cali, en el norte, pero que en los años 20, los viejos del lugar comentaban: Ese español loco, está enterrando un montón de plata… “al otro lado del río”. Probablemente, por la dificultad de cruzar “al otro lado del río”, porque sólo existiría el puente Ortiz, los españoles de la época, con Máximo incluido, aportaron el dinero para construir el puente España, que da acceso a la plaza del CAM.
Otro de los aspectos geniales de Máximo es, el que se las arreglara para revelar la película en forma artesanal, que supongo en sistema reversible, como hacían los Hnos. Domenico con su noticiero en Bogotá, porque el sistema negativo-positivo, no se me ocurre cómo podría hacerse, fuera de un laboratorio profesional. Estuve trabajando un tiempo en los Laboratorios Madrid Film, 30 años después del estreno de “María”, y no creo que se pudiera hacer una máquina copiadora en forma artesanal, por mucho ingenio que se tenga. Supongo que Máximo, se fabricó un tambor gigante para revelar la película, que es el sistema que se usaba al principio, pero lo de lavarla en las dos acequias que corren a los lados del Paraíso, ya se me hace una fábula muy romántica, pero irreal. Hay que tener en cuenta que, los datos que se tienen son de tres horas de duración en la proyección, a 16 imágenes por segundo, lo que daría una longitud total de la película de unos 3.600 metros… Si se hubiera realizado a 24 imágenes por segundo, el largo total superaría los cuatro kilómetros y medio, así que la recreación que se ha hecho en el documental “En busca de María”, con un personaje lavando un pedacito de película en un arroyo, queda muy bien, pero… ese pedazo de película, apenas duraría unos segundos en la proyección.
Otra faceta que me parece importantísima de la genialidad de Máximo es, que ya buscaba encuadres de cámara diferentes a lo que era la mayoría de lo que se hacía en esa época, con la cámara a nivel del suelo y los actores delante, como si de un escenario de teatro se tratara. En los tres fragmentos que se conservan de la película, tenemos un picado, un contrapicado y una escena a nivel en el río. Y en las recreaciones del documental “En busca de María”, se muestran también cámaras situadas en lugares diferentes a lo habitual. Sobre la famosa roca de El Paraíso, etc.
Por algunas referencias, hubo críticos de la época que consideraban la película, demasiado fiel a la novela. Y supongo que esto hay que analizarlo teniendo en cuenta el contexto: La película se hizo en los alegres años 20’, donde el mundo bailaba y vivía despreocupadamente, dirigiéndose como un tren sin frenos a la gran depresión de 1929, pero la novela se había escrito hacía casi 80 años, en pleno auge del romanticismo trágico y hasta funerario de Larra, Becquer y demás…
Probablemente, este sea otro aspecto de la genialidad de Máximo. El haberse ceñido al original sin reinterpretaciones personales que, podrían haber hecho una película memorable, o haber estropeado la idea definitivamente. Esperemos que la fortuna nos permita algún día encontrar una copia de la película, para que cada uno pueda opinar con conocimiento de causa.

Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, junio de 2015