Máximo Calvo
Es posible que, cuando las personas que conocen el tema, se
refieren a Máximo Calvo como “un genio”, estén en lo cierto, pero en mi
concepto, este calificativo, lo merece por muchas más razones de las obvias:
Fue el productor y director de fotografía, de la película de más éxito de
taquilla de su tiempo, que además, era una de las primeras de largo metraje…
(Larguísimo metraje, más bien), argumental y en 35 mm. de toda la historia del
cine colombiano.
Basada en la obra “María” de Jorge Isaac y desafortunadamente
perdida, ya que su yerno, confiesa haber quemado en la terraza de su casa, todo
el material fílmico de su suegro, “porque les estorbaba”. Esperemos que algún
día, aparezcan los rollos de la película completa en cualquier pueblo de
Bolivia, por ejemplo… Ya que según dice su hija, la película se envió a varios
países de Iberoamérica, pero nunca se supo del dinero producido ni de la
película en sí. De donde se deduce que no tuvo el éxito alcanzado en Colombia…
o que algunos “vivos” de la época, se hicieron los sordos, aprovechando las muy
deficientes comunicaciones existentes.
Cuando la vida me llevó a vivir en Cali, en 1964, conocí “El
Paraíso”, de la mano de mi amigo y poeta Oscar Echeverri, la novela, la “tumba
de María” y luego el monumento correspondiente en la plaza de La EE. MM. de
Cali. Lo que me llevó como no podía ser de otra manera, a conocer a su autor e
invitarlo como personaje de honor, a las presentaciones de cine que empecé a
hacer en el Ateneo de Santiago de Cali, fundado por el español Juan Manuel Ruiz
de Torres.
Por aquella época, Máximo era ya un hombre muy mayor, que
hablaba poco y al que probablemente, el cine de que hablábamos nosotros, a
veces de tipo científico, con cámaras de alta velocidad, de miles de imágenes
por segundo, no le interesaba, como tampoco noté ningún interés en los temas,
por parte de su hija y yerno, que se dedicaban a la restauración de figuras de
porcelana…
Quizá uno de los aspectos más importantes de la película María,
haya sido la otra faceta de la genialidad de Máximo, basada en su explotación
comercial, porque aparte las presentaciones en los cines ya existentes en las
grandes ciudades, y según me contó él, viajaba por los pueblos de Colombia con
la película y un proyector portátil. Al llegar a un pueblo, buscaba el local
más grande que existiera y negociaba con su dueño el alquiler, poniendo como
telón una simple sábana y anunciando la película por los medios a su alcance.
Muchas veces se decía a los asistentes que trajeran las silla, o simplemente
veían la película de pie.
Todo esto, hizo que esta película produjera dinero como para
edificar dos casas, que existen todavía en lo que llegó a ser uno de los
barrios exclusivos de Cali, en el norte, pero que en los años 20, los viejos
del lugar comentaban: Ese español loco, está enterrando un montón de plata… “al
otro lado del río”. Probablemente, por la dificultad de cruzar “al otro lado
del río”, porque sólo existiría el puente Ortiz, los españoles de la época, con
Máximo incluido, aportaron el dinero para construir el puente España, que da
acceso a la plaza del CAM.
Otro de los aspectos geniales de Máximo es, el que se las
arreglara para revelar la película en forma artesanal, que supongo en sistema
reversible, como hacían los Hnos. Domenico con su noticiero en Bogotá, porque
el sistema negativo-positivo, no se me ocurre cómo podría hacerse, fuera de un
laboratorio profesional. Estuve trabajando un tiempo en los Laboratorios Madrid
Film, 30 años después del estreno de “María”, y no creo que se pudiera hacer
una máquina copiadora en forma artesanal, por mucho ingenio que se tenga.
Supongo que Máximo, se fabricó un tambor gigante para revelar la película, que
es el sistema que se usaba al principio, pero lo de lavarla en las dos acequias
que corren a los lados del Paraíso, ya se me hace una fábula muy romántica,
pero irreal. Hay que tener en cuenta que, los datos que se tienen son de tres
horas de duración en la proyección, a 16 imágenes por segundo, lo que daría una
longitud total de la película de unos 3.600 metros… Si se hubiera realizado a
24 imágenes por segundo, el largo total superaría los cuatro kilómetros y
medio, así que la recreación que se ha hecho en el documental “En busca de
María”, con un personaje lavando un pedacito de película en un arroyo, queda
muy bien, pero… ese pedazo de película, apenas duraría unos segundos en la
proyección.
Otra faceta que me parece importantísima de la genialidad de
Máximo es, que ya buscaba encuadres de cámara diferentes a lo que era la
mayoría de lo que se hacía en esa época, con la cámara a nivel del suelo y los
actores delante, como si de un escenario de teatro se tratara. En los tres
fragmentos que se conservan de la película, tenemos un picado, un contrapicado
y una escena a nivel en el río. Y en las recreaciones del documental “En busca
de María”, se muestran también cámaras situadas en lugares diferentes a lo
habitual. Sobre la famosa roca de El Paraíso, etc.
Por algunas referencias, hubo críticos de la época que
consideraban la película, demasiado fiel a la novela. Y supongo que esto hay
que analizarlo teniendo en cuenta el contexto: La película se hizo en los
alegres años 20’, donde el mundo bailaba y vivía despreocupadamente,
dirigiéndose como un tren sin frenos a la gran depresión de 1929, pero la
novela se había escrito hacía casi 80 años, en pleno auge del romanticismo
trágico y hasta funerario de Larra, Becquer y demás…
Probablemente, este sea otro aspecto de la genialidad de
Máximo. El haberse ceñido al original sin reinterpretaciones personales que,
podrían haber hecho una película memorable, o haber estropeado la idea
definitivamente. Esperemos que la fortuna nos permita algún día encontrar una
copia de la película, para que cada uno pueda opinar con conocimiento de causa.
Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, junio de 2015