domingo, 12 de septiembre de 2010

Obama, el tonto ilustrado

Queridos amigos:

 

A propósito del aniversario de atentado contra las Torres Gemelas, os envío unas pequeñas reflexiones de actualidad…

 

Un fuerte abrazo

Que paséis un buen día

Have a nice day

Enrique Gutiérrez y Simón

Si no queréis seguir recibiendo mis correos, enviadme un mensaje con el asunto: Remove, y vuestro nombre será borrado de mi lista

 

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Obama, el tonto ilustrado

Me opongo rotundamente a reenviar todos esos mensajes que me han llegado estos días, con profusión de fotos del atentado terrorista de las Torres Gemelas de Nueva York, porque considero que es hacerles una campaña de publicidad gratuita a esos terroristas, y que ellos celebrarán alborozados su éxito, y nuestra colaboración inconsciente.

Pero he leído una frase del Presidente Obama que, copio íntegra, para no desvirtuar una sola parte sacada de contexto: «No fue una religión la que nos atacó aquel día de septiembre. Y de la misma forma en que condenamos la intolerancia y el extremismo en el extranjero, nos mantendremos fieles a nuestras tradiciones aquí como una nación de diversidad y tolerancia»,

Pues sí señor Obama, yo comprendo que usted ha de intentar aplacar los ánimos y no encrespar a sus ciudadanos, para que cometan tropelías como la del desvirolado o “vivo publicista” que habló de quemar el Corán, pero también, por los estudios que se dice que ha tenido y por el cargo que ocupa, ha de cuidarse de decir tonterías como esa…

En mis ya lejanísimos estudios de sociología se decía que: Hay normas MORALES, como la religión o creencias políticas o de cualquier orden que, son de ámbito personal y por tanto privadas, en las que nadie ajeno deme inmiscuirse.

Hay normas SOCIALES, como la forma de vestir, de comer, de hablar, etc. en las que el entorno que nos rodea, nos condiciona y sin que sean obligatorias, nos vemos “presionados” por el “qué dirán”.

Y hay normas INSTITUCIONALES, que son de obligatorio cumplimiento y cuya infracción, tiene el castigo correspondiente, bien económico, físico o lo que ordene cada norma, en cada momento y entorno en el que rige.

El problema está, en que algunas personas, a lo largo de toda la historia y a lo ancho de todo el planeta, se han arrogado el derecho a interpretar unas y otras y las mezclan a su antojo, para su propio beneficio o el de su clan. Y esto, ocurre con la Biblia, el Corán, la Tora y todos los códigos civiles, desde el de Hammurabi hasta nuestros días, por eso se creó la hermenéutica, para que los que más saben, los interpreten y aclaren, pero como estos que “más saben”, cambian con el tiempo y el lugar en que viven, acabamos por aplicar nuestro propio sentido común, o nos quedamos en la inopia, al menos en las normas de ámbito personal, porque las institucionales, nos las hacen cumplir a la fuerza, en cada momento y ocasión.

Cuando el jefe o mandamás de una religión, adquiere poder temporal o económico, como les ocurría a los papas de la antigüedad, mezclaban a su antojo todas las normas y las hacían aplicar según su capricho, como demuestran las Cruzadas, la Inquisición, y muchos episodios como “la noche de San Bartolomé”, “en el nombre de Cristo”, que el pobre, ni tuvo arte ni parte en todo esto, ni enseñó nada que se pareciera a ese cúmulo de desaguisados…

El cristianismo ya pasó su sarampión juvenil, aunque le costara siglos el superarlo, pero el Islam, está ahora en aquella tenebrosa Edad Media cristiana, en una especie de infección puerperal, con la diferencia de que no tiene un Papa, que dirija o interprete su libro sagrado, por lo que cualquier mindundi, más o menos desquiciado se autoproclama intérprete del Corán y nos dice lo que se le ocurre: Que el Corán es un libro de Paz, que ordena eliminar físicamente a todos los infieles, o cualquier otra cosa, según el humor con que se haya levantado esa mañana.

Todos sabemos, porque además nos lo dicen todos los días, que hay países muy ricos y poderosos, gobernados por personas que mezclan todas esas normas, morales, sociales e institucionales, según su capricho y, que en esos países, “su religión”, gobierna todos los actos de sus siervos, en cada minuto del día, hagan lo que hagan. Que por esa religión se han hecho todos los atentados, que no son sólo los de las Torres Gemelas, sino los de Madrid, Londres y un largo etcétera. Luego: ¡Sí, señor Obama, fue una religión la que nos atacó a todos y nos sigue atacando y proclamando a voz en grito que, debemos ser eliminados todos! Porque esa mal llamada “religión”, se ha extendido a todos los ámbitos de la vida de millones de personas y gobierna hasta la forma de respirar.

Si la mitad del dinero que se destina a “introducir” en esos países islámicos la Coca Cola o las hamburguesas, se dedicara a educar a esas personas, en el sentido de que la religión es una cuestión personal, a la que tienen todo el derecho de practicar como les pete, pero que no puede ni debe imponerse a otros, ni tiene por qué, inmiscuirse en si una mujer se acuesta con quien quiera y por tanto hay que lapidarla, o hacerles la ablación a la fuerza o controlar con vigilantes armados, cómo se visten, cómo llevan el pelo, si se maquillan o no y si pueden salir a la calle solas, conducir automóviles, estudiar en una universidad y muchísimas más cosas que, en otros países consideramos normales. O que un hombre se quiera afeitar o tomarse un vaso de vino en público… En privado, parece que lo hacen y a veces en exceso, lo que explicaría muchas cosas…

En fin, insisto, mientras esa mal llamada religión, intervenga en la vida de todas esas personas y quiera imponérsenos al resto del mundo, es eso lo que hay que vigilar y combatir con todas nuestras fuerzas. ¡Nos va la vida en ello!

Es posible que algunos, del reducido grupo de mis amigos al que van dirigidas estas reflexiones, no esté de acuerdo con lo aquí escrito, pero he de aclarar que, yo, como ciudadano común y corriente, tengo el derecho de decir lo que me de “la real gana”. En cambio, el Sr. Obama, (a quien todos recibimos como un nuevo mesías), por el cargo que ocupa, libremente elegido por él. ¡NO!.