domingo, 24 de abril de 2016

Una anécdota y un hecho



Una anécdota y un hecho

La anécdota que sigue es auténtica. He conocido de cerca a los personajes y los hechos aquí narrados.
Emilia, o Emi para los amigos, ingresó en la Universidad Complutense de Madrid, en la Facultad de Comunicación, y una de las materias a estudiar al principio de la cerrera, era Fotografía. El profesor correspondiente, pidió a sus alumnos que hicieran un trabajo sobre el tema.
Emi, consultó con su padre y este, le propuso que hiciera un trabajo práctico, sobre un error, que es muy frecuente en los libros de fotografía, a veces editados con mucho lujo, y por prestigiosos fotógrafos internacionales, que se venden carísimos, pero que, suelen estar equivocados sobre este tema.
Se trata de la idea muy difundida, de que la perspectiva, depende de la distancia focal del objetivo, y se ilustra con profusión de imágenes, en que se ve que cuando se fotografía con un gran angular, parece que los objetos cercanos y lejanos, se separan muy claramente, pero que, cuando se hace con un teleobjetivo, los objetos parece que se aplastaran, los unos con los otros.
Como, según Ernesto, el padre de Emi, esto no es cierto, se propusieron probarlo, para lo que fueron juntos al parque de El Retiro y colocaron una serie de cámaras, sobre el pilar que hace esquina a la cerca que rodea el estanque, en la parte opuesta al monumento a Alfonso XII.
Se hizo una serie de fotos, con objetivos diversos, con distancias focales que iban desde los 28 mm. a los 230. E incluso se le puso un duplicador al teleobjetivo, para aumentar aún la distancia focal, hasta los 460 mm.
Tomando como referencia, la parte central de la toma del objetivo de mayor distancia focal, se fueron remarcando todas las fotos, de forma que se separara en ese marquito, una zona exactamente igual a la primera, y que, lógicamente tenían muy diferentes tamaños, pero exactamente la misma figura, con la parte del monumento, y el edificio que existe detrás, en la misma proporción y postura, entre uno y el otro.
Se preparó un dosier de varias páginas, con las fotos en forma progresiva, anotando la distancia focal de cada una y explicando que, aunque las zonas de alrededor, variaban en contenido, ya que en unos cabían en campo muchos más objetos que en otras, la zona central era invariable. Luego, la perspectiva no había cambiado en absoluto.
Presentado el trabajo, el profesor no alcanzó a leer, sino el enunciado del principio, en que se afirmaba que muchos libros de fotografía tenían un error. Por lo que rechazó el trabajo airado y encarándose con la principiante Emi, le espetó a la cara que: ¿Cómo se atrevía ella, a contradecir a los renombrados autores de los libros publicados por tan prestigiosas editoriales?
Lo que no sabía ese pobre hombre, era que, Emi, muy lejos de ser la “principiante” que él suponía, tenía cámaras desde niña, que revelaba y positivaba sus fotos y que su padre tenía, además de muchos años de experiencia en fotografía y cine, otros tantos años como profesor, incluso de Fotografía y Artes Industriales, en el colegio en que ella se graduó de Bachiller, pero… a Emi de todas formas le afectó el rechazo y volvió a su casa llorando.
Su padre y yo, no podíamos creer que, todo un profesor universitario, en un país con la tradición de Salamanca o de la misma Complutense de Alcalá de Henares, fuera tan burro, de no examinar una idea que, por descabellada que pareciera, estaba sustentada con pruebas y por tanto, digna de examinarse y en su caso, contradecirse, pero también con pruebas, no con el supuesto prestigio de los autores, de algunos libros, de él… y de la madre que les parió a todos…
En cualquier universidad, de un país menos cazurro. Un profesor que se encuentra con estudiantes con ideas nuevas, las estudia, y si es del caso, forma grupos de investigación, o promueve que sus alumnos profundicen en la materia, y luego publica trabajos con esas nuevas ideas, si se pueden probar. Si es honrado, con su nombre y el de sus alumnos, y si no lo es, con su nombre solo, apropiándose de las ideas de sus alumnos, como viene ocurriendo en todo el mundo desde sus orígenes. Pero este, cierra los ojos ante cualquier cosa que le sacuda su modorra, y da carpetazo al asunto, consultando sólo, si ya es la hora del aperitivo…
En fin, el final de la historia es que, Emi, siguiendo el consejo de su padre, le dijo al profesor que ella se había equivocado, con lo que el cazurro se sintió feliz y siguió su vida gris y sin sobresaltos. Ella terminó felizmente su carrera y posteriormente obtuvo el Doctorado con calificación de Cum Laude. Hoy, ella es Investigadora Docente, en la misma universidad, y viaja continuamente a dar conferencias y asistir a congresos, que se realizan con universidades diversas, sobre temas de comunicación, especialmente para personas que tienen algún tipo de limitación en sus sentidos. En este momento, en un proyecto donde participan diez universidades de ocho países, entre las que se cuentan dos de España y otras ocho de Portugal y otros países de América… ¿Y el profesor? ¡Nunca más se supo!... Es de suponer que, vivirá feliz, ya que los ignorantes no se hacen preguntas, y creen tener ya, todas las respuestas que necesitan en la vida. Aunque… ¡Mecachis!, su equipo de fútbol preferido, no gana todos los partidos…
Lástima que Ernesto, el padre de Emi, no vivió suficiente, como para disfrutar de los éxitos de su hija…
Y ahora, el hecho
 El enunciado que nos ocupa se podría expresar así: En cualquier serie de fotografías de un objeto o lugar, tomadas desde el mismo sitio, todos los objetos que aparezcan en campo, se verán del mismo tamaño y a la misma distancia relativas, entre unos y otros. Independientemente de la distancia focal de los diversos objetivos con que se tomen. Esto es: La perspectiva no cambia entre unas fotografías y otras, cambiando la distancia focal.
Por el contrario: Una serie de fotografías, en que se modifica la distancia de la cámara al objeto, cambia la perspectiva de la imagen, aun cuando todas sean tomadas con el mismo objetivo. Y por tanto, lo que modifica la perspectiva es, la distancia cámara-objeto. Sin que la distancia focal del objetivo tenga ninguna influencia.
A veces, se muestran varias fotografías, donde la perspectiva cambia evidentemente, hechas con objetivos de diferente distancias focales, pero se debe a que, con los de menos distancia focal, se ha acercado la cámara al objeto, y con los de más distancia focal, se ha alejado, como es normal. Por lo tanto, la perspectiva sí ha cambiado, con diferentes distancias focales, pero el motivo ha sido la distancia cámara-objeto, aunque no se haya percibido.
Obviamente, existe una forma segura de cambiar la perspectiva, que es, moviendo la cámara. Si la situamos más alta o más baja, a la derecha o a la izquierda, el resultado será absolutamente diferente. Pero ese no es el tema de este trabajo.
Con las pruebas pertinentes:




(La pérdida de nitidez de la del gran angular, al sufrir esa ampliación exagerada, es notoria, pero lo que se trata es, de demostrar que la perspectiva no ha cambiado)

Y esto nos lleva a unas conclusiones:
Puesto que hemos demostrado que la distancia cámara-objeto es la que modifica la perspectiva, hemos de tener muy en cuenta este factor, para que no nos afecte indeseadamente, como esa epidemia de “selfies” que hemos padecido en los últimos tiempos, de caras con una sonrisa impostada y narices de berenjena, pero sin orejas, al hacerse las fotos demasiado cerca, porque el brazo no daba para más. Luego se inventó el palito para selfies, y la cosa se arregló en parte, al haber separado la cámara de la cara, aunque no hubiera sido esa la intención al principio… Y lo curioso es, que las personas que se hacen selfies en el espejo, arreglan el problema sin saberlo, porque entonces, la distancia cámara-objeto se duplica: Del teléfono al espejo y vuelta a la modelo.
He visto publicadas unas fotos de inocentes perros, tomadas casi tocándoles la nariz, con lo que se les ve unas fauces monstruosas, en una cabeza pequeña… Menos mal que los perros no pueden protestar.
Y otra serie de fotos muy preparadas, con modelos femeninas en posturas más o menos originales… Recuerdo una, en que estaba sentada en el suelo, pero con la rodilla hacia la cámara, que aparecía de un tamaño exagerado. Y otra extendiendo la mano, que me recordó la derecha del David de Miguel Ángel que está en Florencia…
En general, y a menos que estas perspectivas sean buscadas, lo que también es lícito… ¡No faltaba más! Lo prudente al hacer retratos es, que la cámara esté a una cierta distancia del modelo, usando la función tele en el zoom, o con el objetivo que sea, pero siempre alejados de la cara. Luego si queremos que aparezca más cerca, podemos recortar la fotografía, pero nunca acercar la cámara para que la cara ocupe todo el campo.
Y con los niños, especial cuidado de no hacerles fotos desde nuestra altura o demasiado cerca, porque se ven algunos con una cabeza enorme y unos piececitos de enano.
En fin. Todo esto se resume en estar pendientes de la perspectiva, que como se ha dicho. Depende exclusivamente de la distancia cámara-objeto. Y si tenemos esto siempre en cuenta, podremos obtener el resultado que nos apetezca.
Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, abril de 2016

miércoles, 20 de abril de 2016

La crfítica en fotografía



La crítica en fotografía
En principio, la crítica en fotografía o en cualquier otro arte, es una profesión como otra cualquiera, difícil porque necesita una sólida preparación intelectual, aunque a su vez sea criticada, por lo discutible… Se dice que todo crítico, es un artista frustrado.
Por lo tanto, en estos grupos de fotografía en que nos movemos, sugeriría apartar de nosotros esa desagradable palabra “crítica” y que la cambiáramos por “comentarios”. Que ya está usada en Facebook, pero que no le damos el significado que debería tener. Limitándonos la mayoría de las veces a pulsar en “Me gusta”. Lo que en realidad no dice nada, por resultar impersonal  y sin otro fundamento que, expresar un sentimiento, que puede ser hacia la foto en cuestión, o… hacia su autor, sin más explicaciones.
Creo que, debiéramos cambiar un poco esa costumbre y en lugar de pulsar en el botoncito; (que en el fondo es algo así como, darle una limosna al autor, casi sin mirarlo, como hacen esas señoras “piadosas” en las puertas de la iglesia) debiéramos “acercarnos a hablar” con él.
Y este hablar con él, sería escribir: Me gusta porque… y en ese porque, extendernos un poco, explicando la sensación que nos ha producido la fotografía, sin necesidad de extendernos en consideraciones técnicas, o… extendiéndonos, si nos sentimos capaces de opinar de esos temas.
Pero también, podríamos expresar que esa foto no nos dice nada, o que no nos satisface, pero siempre intentando explicar por qué.
Si consideramos que tenemos los conocimientos técnicos, como para ayudar al autor, haciéndole sugerencias de este tipo, creo que la mayoría de nosotros lo agradeceríamos. Y si no creemos tener esos conocimientos, la opinión de cualquiera, sincera y todo lo razonada posible, siempre será útil.
Creo que, el estado mental que debiéramos asumir al examinar una foto, es el que tendríamos si la hubiera hecho un hijo, o un gran amigo, al que queremos ayudar, dándole todos los consejos de que nos creamos capaces, pero procurando no herirle en sus sentimientos. Para que mejore y si es del caso, para que corrija lo que consideramos errado.
Hay dos extremos en este caso que, el primero creo bueno: Sería que cuando el autor lo autorice al publicar su foto, el que crea poder mejorarla, la copie y le haga los cambios que considere, en contraste, recorte para modificar el encuadre, y todo lo que se pueda mejorar en esa foto, y se la muestre al autor y a los demás.
El caso malo, es el del “listo”, que no pretende ayudar a nadie, sino demostrar lo muchísimo que sabe y lo superior que es al autor. Que tiene su contrapartida, en el autor que no admite ningún tipo de observación o análisis, porque él es el único que sabe de este tema en el mundo. Pero estas dos variantes del mismo tipo de persona, creo que será muy reducido o inexistente en nuestros grupos, y de existir, se irán aislando ellos mismos.
En resumidas cuentas, creo que de lo que se trata es, de que cada uno podamos ir aprendiendo cada día un poquito más, disfrutando de nuestras obras y de las ajenas. Cultivando nuestra mente para apreciar la belleza con más fundamento, e intercambiando ideas y experiencia con personas afines. Lo que al fin y al cabo, es como una faceta más, pero importantísima de la felicidad.

sábado, 16 de abril de 2016

El A... de la fotografía



El A… de la fotografía
Cuando se quiere decir el principio de algo, se suele poner el A, B, C de ese algo… Pero esto es sólo el A…
Se trata de la cámara oscura, que todos hemos visto desde niños, y a la que la humanidad lleva dando vueltas desde el siglo X más o menos, pasando por Leonardo da Vinci y cuanto científico ha vivido en estos 11 siglos siguientes, hasta que Nicéforo Niépce en Francia, hace ahora 200 años, y varios otros inventores, lo hicieron verdaderamente funcional. Pero, aunque todos nosotros hemos visto dibujos, o habremos estudiado el funcionamiento, y manejamos modernísimas cámaras fotográficas… Hay una pregunta curiosa:
¿Habéis estado dentro de una cámara oscura, alguna vez?

Cámara oscura primitiva
 Me vino a la mente esta idea, porque alguna lectora, viendo una foto de un objeto de cristal que reflejaba lo que había detrás, se asombró de que la imagen se viera al revés. Y me quedé pensando que, parece que algunas personas no se acuerdan de que, todas las imágenes de todas las cámaras del mundo, incluyendo las de cine y TV. E incluso nuestros ojos, forman las imágenes que tenemos delante, al revés. Que luego, nuestro cerebro, o los equipos que manejamos, las enderezan. Pero en realidad, lo que llamamos “arriba” y “abajo” es una convención, porque lo que realmente vemos, está invertido.
Pero el tema de hoy, no iba de eso. Iba de la impresionante experiencia que significa, estar dentro de una cámara oscura. Que quiero animaros a todos a experimentar, porque es una sensación única, y que, probablemente se os hará inolvidable.
Podéis hacerlo fácilmente y totalmente gratis.
Basta con que tengáis en vuestra casa, una habitación que se pueda cerrar a la luz. Que tenga una ventana y enfrente una pared, preferiblemente blanca. Como muestra el dibujo.
Se trata de tapar la ventana de cualquier forma, si tiene una persiana o contraventanas de madera, y si no, taparla con papel negro, cartones o lo que tengáis a mano, pegándolos con cinta adhesiva y practicar un pequeñísimo agujero, por donde pueda entrar la luz de la ventana.
El agujero, puede ser del tamaño que queráis, con la sola advertencia de que si es muy pequeño, como hecho con un alfiler, entrará poca luz, pero los objetos se verán muy nítidos, y si es algo más grande, se verán con más luz, pero algo borrosos, o desenfocados.
Lo mejor es que, en lo que hayáis usado para tapar la ventana, hagáis un agujero grande, como una moneda, y luego lo tapéis con un pedazo de cartulina negra, y en ella sí, hagáis el agujero pequeño, porque es importante que el agujero no esté hecho en algo grueso, que le hará perder nitidez.
Cuando tengáis todo preparado, podéis sentaros de espaldas a la ventana y mirando la pared de enfrente. Si el agujero es muy pequeño, tardaréis algo en que el iris de vuestros ojos se abra al máximo, para que podáis apreciar la poca luz que entra, pero al cabo de un momento, veréis lo que haya frente a la ventana, proyectado en la pared, en posición invertida y en colores. Si frente a la ventana, tenéis una calle o el lugar tiene movimiento de personas o vehículos, tendréis una imagen cinematográfica, real y “en vivo” que dicen en la TV… Y todo esto, sin ningún costo, pero con una sensación inolvidable.
Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, abril de 2016

jueves, 14 de abril de 2016

La gama en fotografía

La gama en fotografía

Este es un tema elemental, que todo fotógrafo con experiencia conoce, pero… dentro del inmenso acerbo de fotografías excepcionales, que se publican todos los días en las diversas páginas dedicadas a esta actividad, he observado unas pocas, en las que parece que no se tiene en cuenta esto. Y… es muy posible que sea así, por voluntad expresa de sus diversos autores, que conocen perfectamente el tema, pero no lo aplican, porque no les da la gana, a lo que tienen perfecto derecho. ¡No faltaba más!
No obstante, hay algunos que se confiesan muy principiantes. Así que he querido aportar unos pequeños datos, por si pueden serviles a esos que, no aplican estas normas, por desconocimiento. Por tanto, los expertos pueden ahorrarse el leer lo que sigue.
Siempre hay que tener en cuenta que, en Arte, existen muchas normas desde hace siglos, como la de los dos tercios, la proporción aurea, la perspectiva y muchísimas más que, es muy importante conocer, pero que no han de seguirse obligatoriamente. El Arte es personal, por lo que cada autor, procede como mejor le parece, y es absolutamente autónomo. Luego, los otros, opinamos, si es que queremos opinar, pero eso, no cambia un ápice el concepto que cada uno quiera aplicar a su obra.
Una de esas normas, o principio elemental es: que toda fotografía, debería tener zonas blancas y zonas negras. Y en su intermedio, una profusión de grises, o medios tonos, lo más amplia posible, que es lo que llamamos gama. (Esta palabra, en su origen “Gamma”, tiene muchos significados y se aplica, incluso a los automóviles de lujo. Además de que ha adquirido una gran importancia en la manipulación digital de imágenes en TV y cine modernos, pero esos temas se salen de este pequeño trabajo)
Todo lo que sigue, se aplicará como si habláramos de fotografía en Blanco y Negro, dando por supuesto que los colores, en la de color, son medios tonos o matices, (Ya que el blanco y el negro, no son colores). Por lo tanto, podemos volver al principio y decir: Toda fotografía debería tener zonas blancas y zonas negras, Y en su intermedio, una profusión de grises o medios tonos, que pueden ser de colores diversos, o verdaderos grises…
Una vez admitido esto, diremos que una fotografía es de Alta

Gama, cuando los tonos intermedios son muy numerosos y con ligeros cambios de uno a otro.
Alta Gama
Que suele representarse
como una escalera, con muchos escalones pequeños, pero que, desde el negro de la base, llega al blanco de arriba. (Cuadro 1)


 Se llama de Gama Media, cuando esos escalones son menos numerosos y como más altos, pero que llegan siempre desde el negro al blanco. (Cuadro 2)
Gama media









Será de Gama Baja, si esos escalones son aún más altos y menos numerosos, pero llegando siempre desde abajo, al blanco de arriba (Cuadro 3)
Gama baja








Y llamamos propiamente de Blanco y Negro, o de Imprenta, cuando no tiene ningún escalón en absoluto, sino que del negro total, pasa al blanco total. (Cuadro 4).
Duotono imprenta
Aquí es bueno anotar que, aunque en una fotografía impresa, veamos muchos medios tonos, esto es falso. No existe forma de imprimir medios tonos… (Existía antes el huecograbado que sí lo hacía, pero eso es tema aparte). Las máquinas de imprimir, o ponen tinta o no. Así que los negativos para imprenta, sólo tienen opacidad total, o transparencia total. Lo que pasa es, que se convierte la imagen en trama de puntos, para que dé la sensación de medios tonos… Tanto en blanco y negro, como en colores.

Y hasta aquí, las cuatro posibilidades de gama, que podríamos llamar “normales”. Siguen otras dos, que podríamos llamar artísticas: Clave alta y Clave baja, y por fin, otras dos, que podríamos llamar erróneas, aunque admisibles como creativas o personales, a capricho de sus autores.
Clave baja

Clave baja: Tiene un gran predominio del negro y tonos oscuros. Con muy pocos tonos claros. Aunque no debe prescindir del blanco. En cine y TV, ha surgido últimamente una tendencia, donde se empeñan en mostrarnos imágenes en negro, y quizá una pequeña luz al fondo, con unos personajes que hablan, pero no alcanzamos a ver o distinguir claramente quién es quién. (Lo mismo podrían ser muñecos o dibujos…) Como espectador, me molesta mucho ese que podríamos llamar “estilo”… Antiguamente, las películas se hacían con el efecto “noche” a pleno sol, poniendo a los actores en contraluz y procurando que el fondo fuera oscuro, o subiendo un poco la cámara, para que no se viera el cielo que, cuando niños, nos asombraba que, siendo de noche, los pequeños atisbos de cielo, se vieran blancos. Eso se llama “Noche americana”. Que nos da un “efecto noche”, pero vemos todo perfectamente. (Cuadro 5).
Clave alta

Clave Alta. Tiene un gran predominio de blancos y tonos muy claros, pero sin prescindir de algunos tonos oscuros y como siempre, el negro. Lo que permite resaltar el blanco, por contraste… (El negro, es la luz) Cuadro 6.




Si nos saltamos la norma de que siempre ha de haber blanco y negro, llegamos a crear imágenes de una u otra tendencia que, pueden ser muy
Demasiado oscuro ¿Incorrecto?
creativas, pero que la mayoría de las veces, producen desasosiego en el espectador, que no alcanza a distinguir las cosas correctamente. Pueden ser imágenes con tonos oscuros de diversas tonalidades, pero sin blanco ni tonos claros. Cuadro 7.


 
O por el contrario, imágenes donde todo es de tonos muy claros, pero sin ningún contraste, ni tonos oscuros, y mucho menos negro. Se han publicado estos días, algunas
Demasiado claro ¿Incorrecto?
imágenes de color, en tonos muy claros sin ninguno oscuro, de excelente calidad y agradables de ver, pero… todo esto es personal y muy opinable. Cuadro 8.

En fin, como siempre se dice: El Arte es muy discutible y cambia con el tiempo y el lugar, por lo que, afortunadamente, no hay leyes inflexibles de obligatorio cumplimiento, pero... lo normal es que queramos que nuestra obra sea agradable al espectador y que este la alabe... 
Lo otro, puede ser el "feismo", o "tremendismo", que también tienen sus seguidores, porque se dice que: Sobre gustos no hay nada escrito, aunque se hayan vertido ríos de tinta sobre estos temas... 
Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, abril de 2016