¿Por qué hago fotos?
Quizá la primera y obvia razón sería: Porque me gusta. O,
porque siento un impulso interior, cuando veo una imagen a mi alrededor, y
querría conservarla o compartirla con alguien, contando al mismo tiempo, la
sensación que me dio al verla o el pensamiento que me produjo.
Pero no hago fotos para que otros me las alaben, ni para
competir con alguien o intentar demostrar que soy mejor. Y, por supuesto, no me
gusta ni un pelo, que me digan de qué tema ha de tratar la foto. Por lo tanto,
me parece absurdo, salir corriendo a buscar un picaporte, para que la foto sea
de “dorado” o un cielo con una nube, para que sea de “azul y blanco”, por
ejemplo.
En las fotos urbanas, si lo que quiero fotografiar es un
monumento o un edificio, procuro esperar al semáforo para que no se vean
coches, que con sus variopintas formas y colores confunden, lo que para mí es,
estropear la foto, lo mismo que las personas que, como poco distraen la mirada.
En algunas páginas de fotografía en las que estoy
colaborando, he conocido personas interesantísimas, que hacen fotos asombrosas
y a veces, las acompañan con comentarios o textos de magnífica calidad. Por lo
que estoy muy satisfecho de participar y agradecido a las enseñanzas que
recibo, y el ambiente jocoso que se respira. Porque además de hacer algo que me
gusta, me divierto como un enano. Estas páginas son administradas por personas
que dedican su tiempo y trabajo, en forma desinteresada, para hacerlas cada día
mejores y más atractivas, para lo que a veces proponen retos o temas concretos
para cada día, o periodos de tiempo más largos.
Como soy un poco… (o mucho), rebelde, con mi puntito de
locura, natural en todo el que ha vivido ya muchas lunas, no participo en
absoluto en esos retos, y de hecho, me he salido de alguna página, que tiene
normas tan estrictas, que parece más bien un formulario del ministerio de
hacienda. Aquél por el que encarcelaron a Al capone, por haberlo hecho mal.
Nada más lejos de mi intención, que es simplemente pasarlo bien
y disfrutar de una actividad que me apasiona, pero al mismo tiempo, reconozco
mis limitaciones y comprendo el esfuerzo de esos administradores, para revisar,
clasificar y ponderar cada foto, haciendo todo lo mejor posible.
Considero que, si yo no publico hoy una foto en tal o cual
página, o si no lo hago mañana… o si no lo hago nunca. ¿Qué pasará?
¡Absolutamente NADA! Las páginas seguirán teniendo excelentes fotos. Los que
quieran competir, competirán. Los mejores serán premiados, mencionados o ensalzados.
El Sol seguirá su ritmo de salir y desaparecer todos los días, a su hora
exacta. La tierra seguirá girando a su espantosa velocidad. Y si yo no hago
fotos, nadie se enterará. Incluso, si desaparezco de esta vida, sólo algunos…
pocos, sentirán mi ausencia y por poco tiempo, porque este mundo ancho y ajeno,
ha de seguir.
Pero todo este barullo que producimos los torpes, publicando
fotos inadecuadas o fuera de tiempo, ¿Se podría solucionar? Creo que tendría
una solución fácil y satisfactoria para todos: Bastaría con que en las páginas
en que se ponen temas concretos, se avisara de que, las fotos que no se atengan
a las normas exactamente, no se tendrán en cuenta, a la hora de calificarlas,
premiarlas, mencionarlas, o lo que quiera que se haga en la página en cuestión.
Sin necesidad de eliminarlas. Simplemente ignorándolas.
Y esto, podría hacerse, si cada vez que alguien como yo mete
la pata, se le dijera que su foto quedó “fuera de concurso” o “fuera de tema o
de tiempo”. O mejor aún, si se pusiera en esas páginas una norma que dijera,
por ejemplo: Que las fotos que no coincidan con lo pedido, se considerarán
“Tema libre”, y no entrarán en competición con ninguna otra. Así, aquellos que
quieren competir y a veces reclaman porque no se les ha considerado con todos
los honores que creen merecer, estarían advertidos y sin derecho a reclamación
alguna, sin que ello representara más trabajo para los administradores, que
ahora avisan de nuestro error, uno a uno.
Y creo que con esto, se aliviaría el trabajo, los malos
entendidos y… todos contentos.
Al fin y al cabo, la vida es demasiado corta, como para
tomársela en serio.