viernes, 28 de agosto de 2009

Chávez y su palabrería

Dos artículos publicados ayer en ABC. El primero, es una editorial del periódico sobre las bravatas del payaso mayor de Venezuela, y el segundo, un artículo de Hermann Tertsch, que retrata la inconsistencia del tal Chávez, y de refilón, a los políticos de toda laya, como "nuestro" Zapatero, que se mantienen revolviendo en el pasado, para ocultar su incompetencia.

El prepotente gorila de Venezuela, estoy seguro de que no ha leído nada sobre Bolívar, pues de lo contrario, se mostraría más escéptico y equilibrado de lo que nunca podrá ser.

 

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Chávez desafía a Obama

ABC.esOpinión- Editorial (jueves 27 de agosto de 2009)

EL caudillo venezolano Hugo Chávez ha enarbolado abiertamente la amenaza de una guerra con su vecina Colombia y ha convocado una cumbre extraordinaria de los presidentes de UNASUR para analizar, mañana mismo, los acuerdos de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos. Se trata de una situación extremadamente grave y de la que no existen precedentes, ni siquiera en la época ya lejana de la Guerra Fría. Colombia y Estados Unidos han acordado un marco de cooperación militar muy modesto en términos cualitativos, tanto que no se puede considerar ofensivo ni amenazante para ninguno de los países del entorno, pero Hugo Chávez ha denunciado que se trata de una amenaza para todo el subcontinente y una provocación que puede llevar a la guerra directa. Otros presidentes han seguido esta misma teoría con mayor o menor intensidad y algún dirigente satélite de Chávez, como el boliviano Evo Morales, ha llegado a invocar la necesidad de celebrar un referéndum multinacional para impedir que Colombia firme ese acuerdo bilateral con Estados Unidos.

Por más peligroso que sea para la estabilidad regional, y teniendo en cuenta sus habituales excentricidades, lo que haga o diga Hugo Chávez no puede sorprender a nadie a estas alturas. Sin embargo, que países importantes de la región como Brasil o Argentina llegasen a cometer la torpeza de inmiscuirse de esta manera en los asuntos internos de Colombia -un país amenazado por una narcoguerrilla a la que, según pruebas fehacientes, apoyan países como Venezuela o Ecuador- representaría el inicio de una deriva diplomática irresponsable y de consecuencias incalculables.

Por otro lado, el desafío de los sectores movilizados por Hugo Chávez se dirige también hacia el presidente norteamericano Barack Obama, puesto que Washington es el otro firmante de este acuerdo de cooperación militar. Hasta ahora, la Casa Blanca ha intentado un equilibrio imposible, tratando de preservar esa especie de luna de miel con los sectores populistas que siguió a la elección del candidato demócrata. Este conflicto diplomático debería servir para demostrar claramente que no es posible mantener esta equidistancia artificial. Venezuela ha hablado claramente de guerra y es muy posible que en una de sus ensoñaciones megalomanas Chávez llegue a dar la orden de atacar a Colombia. Obama debe estar preparado para saber cuál será su respuesta.

 

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Inquietante palabrería

HERMANN TERTSCH - ABC.es - Opinión (jueves 27 de agosto de 2009)

 

DESDE ayer sabemos que Hugo Chávez, caudillo de Venezuela, pretendida y poco pulida reencarnación de Simón Bolívar, le ha declarado una especie de guerra a Colombia. Y ha roto, como supuesto paso previo, todas las relaciones con el país vecino. En realidad, Chávez y algunos de sus amigos bien pagados llevan años en guerra con la democracia colombiana. De forma delegada, por medio de su constante y masivo apoyo y suministro a la organización terrorista de las FARC. Pero ahora don Hugo se ha enfadado mucho porque el presidente Uribe ha tenido la valentía -cualidad que nunca le ha faltado- para firmar un acuerdo de cooperación militar con EE.UU. para combatir mejor a la guerrilla y al narcotráfico, es decir, a los socios del caudillo bolivariano. La presencia norteamericana en bases colombianas y el mayor apoyo militar y tecnológico que implica el acuerdo de Uribe con el presidente Barack Obama complicará los planes expansionistas del totalitarismo autodenominado «Socialismo siglo XXI», orquestado por Caracas y La Habana. Sus éxitos en la abolición del Estado de Derecho han sido rotundos en Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Acaba de sufrir su primer serio revés en Honduras. Pero don Hugo no se arredra. Los años de liquidez ilimitada gracias al precio del petróleo los ha utilizado para expandir influencia y comprar lealtades de personas e instituciones estatales extranjeras, pero también para llenar la cesta de la compra de armamento. Y está claro que ni los aviones de combate comprados a Rusia ni todas las armas ligeras y pesadas adquiridas por todo el mundo, también en España, son para reprimir a los estudiantes, asustar a la clase media aún existente ni aplastar revueltas de otrora seguidores que puedan hartarse de la miseria rampante, la corrupción y el aventurerismo. Es una amenaza directa a Colombia y a todo el que ose hacerle frente. Sin embargo, y pese a la retórica truculenta, no parece previsible que Chávez se atreva a utilizar el próximo 70 aniversario del asalto coordinado por Hitler y Stalin a Polonia para ampliar los territorios de su Reich bolivariano. Consuela, pero nos deja con una incógnita. Sabemos de qué parte estarían en esta guerra Barack Obama y la UE. ¿Sabemos en cuál estarían Zapatero y el PSOE?

Lejos de Caracas surge otro conflicto. Tampoco llevará a la guerra. Pero revela que si en Latinoamérica resurgen los fantasmas del totalitarismo, Europa está lejos de haberse inmunizado de su trágico pasado. Eslovaquia ha prohibido la entrada en su territorio al jefe del Estado de la vecina Hungría. Ambos son miembros de la UE. Bratislava acusa al presidente húngaro de «afanes expansionistas» por querer inaugurar una estatua de San Esteban, Rey de Hungría, en Komarno, en el sur de Eslovaquia, territorio húngaro hasta 1919. Palabrería, sin duda. Pero que revela inquietantes fragilidades también en Europa, donde no son pocos los políticos que quieren utilizar el pasado, por trágico que sea, para desviar la atención de su impotencia ante los retos del presente.

 

miércoles, 19 de agosto de 2009

Chavez y Castro

Dos artículos publicados hoy en ABC, que tienen que ver con Colombia.

El primero es una editorial, sobre las últimas paridas del gorila venezolano, y su habilidad para no dar cuenta de sus actos de colaboración con los terroristas, y el segundo, una opinión razonada de Hermann Tertsch, sobre el anunciado concierto de Juanes en La Habana...

 

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Provocaciones de Chávez

ABC.es - Opinión - Editorial - Miércoles, 19-08-09

LA detención temporal de ciudadanos colombianos en Caracas, incluyendo personal diplomático, constituye un gesto extremadamente peligroso. En momentos en los que el caudillo venezolano Hugo Chávez está cultivando la escalada de la tensión entre ambos países, este tipo de acciones representan sin duda un intento de poner a prueba la sangre fría de los responsables colombianos, que afortunadamente están lejos de caer en la trampa de lo que no es más que una provocación. El temperamento antojadizo del venezolano hace que un día declare su fervorosa amistad con el presidente colombiano, Álvaro Uribe, y al siguiente ordene la retirada de su embajador en Caracas o rescinda todos los contratos comerciales con Colombia. Oficialmente, la causa de la actual crisis son las relaciones militares entre Colombia y Estados Unidos, pero en el fondo de la discusión subsiste el hecho de que Chávez no ha podido desmentir todas las evidencias que señalan su gravísima responsabilidad en el caso de los misiles que Venezuela compró a Suecia y que han aparecido en manos de la guerrilla de las FARC. Como en el caso del ecuatoriano Rafael Correa, quien puso el grito en el cielo porque las tropas colombianas se adentraron en la zona fronteriza, para que el ruido encubriese el hecho de que una organización terrorista como las FARC se hubiera cobijado en suelo ecuatoriano con todas las comodidades, ahora Chávez manipula el acuerdo de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos -que no significa que vaya a haber bases norteamericanas en tierra colombiana- con el mismo objetivo de no dejar oír las acusaciones de que pudo haber participado en el suministro de armamento moderno a una guerrilla que está en las listas de grupos terroristas de EE.UU. y la UE.

Colombia es un país independiente y no es el papel de Chávez el de dirigir su política exterior, máxime cuando en Colombia subsiste una amenaza como la que representan las FARC. Más aún, habida cuenta de las simpatías nada disimuladas de Chávez hacia la narco guerrilla, es de suponer que todo lo que haga Colombia para eliminar esa lacra terrorista le va a disgustar a Chávez. Por otro lado, el venezolano no ha parado de aumentar su potencial militar y de multiplicar sus anuncios de nuevas adquisiciones en Rusia, así como de estrechar sus relaciones con regímenes como el iraní, lo que deja bien claro quién es el que está añadiendo factores de inestabilidad en la región.

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Juanes en La Habana

HERMANN TERTSCH - ABC.es -Opinión - Firmas - Miércoles, 19-08-09

 

Quizás llegue el día en que los colaboracionistas tengan que rendir cuentas y someterse a la censura social, como los empresarios que utilizaron mano de obra esclava en el nazismo.

 

DEBO aclarar nada más comenzar que creo que el cantante colombiano Juanes hace bien en ir a dar un concierto a Cuba. Pese a la evidente manipulación a favor de la dictadura comunista en que convertirá el régimen su actuación. Los cubanos deben disfrutar como nosotros de todos los derechos humanos, de la democracia y de la libertad. No son un pueblo condenado por siempre a suministrar camareros, portamaletas, jineteras, mucho ritmo y risas, a turistas e invitados izquierdistas de postín. Es comprensible la irritación de quienes creen que cualquier colaboración con el castrismo es aberrante. Y la decepción por que sea Juanes, un cantante defensor de las libertades, el que facilite a la dictadura esta operación de relaciones públicas. Es precisamente la decencia política de Juanes el origen de la controversia. Si fueran a cantar el 20 de septiembre Ana Belén y Víctor Manuel u otros bardos carpetovetónicos agasajados y bien pagados por la dictadura, nadie habría escrito una línea al respecto. Sería como si cantaran Moratinos, nuestro embajador en La Habana o tantos otros amigos de Zapatero que hacen carrera, negocio u ambas cosas con un régimen que mantiene en régimen de cárcel y esclavitud a toda su población. Quizás llegue el día en que los colaboracionistas tengan que rendir cuentas y someterse a la censura social, como los empresarios que utilizaron mano de obra esclava en el nazismo. Está claro que Juanes ha aceptado cantar en una tribuna decorada por las imágenes de asesinos como Castro y el Ché. Su apuesta es arriesgada. Pero el resultado de su concierto dependerá al final de él. De lo que diga y lo que calle.

 

domingo, 9 de agosto de 2009

Paradojas sanitarias

Dos artículos publicados hoy, Una editorial del periódico ABC y un artículo de Arturo Pérez-Reverte, con un poco de humor negro, sobre la paradoja de nuestro ex simio gobierno que, mientras técnicos sanitarios formados en España, son contratados en el extrajero, aquí contratamos a inmigrantes, porque así, se les paga menos... Claro que nuestro gobierno, dice ser el paladín de los derechos sociales...

 

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Paradoja sanitaria

ABC.es - Opinión - Editorial - Domingo, 09-08-09

MIENTRAS en España se multiplican los problemas para acceder a un puesto de trabajo estable, los profesionales españoles de enfermería obtienen en otros países europeos el reconocimiento y las condiciones laborales que merecen por su alto nivel de formación. Desde hace tiempo, el Reino Unido es el destino principal de nuestros técnicos sanitarios. Más de 2.300 han sido contratados a partir del año 2000, y está prevista para septiembre la incorporación de otros 500. Cada año emigran más de 700 enfermeros españoles hacia otros lugares de Europa. Mientras este personal cualificado busca nuevos horizontes, España contrata a sus homólogos de otras procedencias que no siempre cuentan con un nivel equiparable de estudios. Los Ministerios de Sanidad y Educación deben coordinar a corto plazo sus esfuerzos para que el mercado laboral absorba razonablemente a los titulados en Enfermería. También las comunidades autónomas, titulares de las competencias en sanidad, tienen que contribuir con planes de empleo adecuados a la capacidad de los aspirantes y planteando carreras con expectativas razonables de retribución y promoción. El departamento que dirige Trinidad Jiménez tiene que adoptar medidas inmediatas para buscar solución eficaz a un problema que disminuye -en términos objetivos- la calidad de las prestaciones públicas en relación con el derecho a la salud.

Es lamentable que exista déficit de enfermeros españoles en nuestros centros hospitalarios y que en los mismos se atribuyan a personas inexpertas determinadas responsabilidades que no están preparadas para desarrollar con eficacia. El trágico error en el «caso Ryan», ocurrido hace ahora un mes en el hospital Gregorio Marañón de Madrid, ha podido suceder en otros lugares y en circunstancias con menor repercusión mediática. Las consecuencias irreparables de este tipo de negligencias exige una rigurosa planificación de los recursos humanos y materiales de que disponen los hospitales. Bien está que los enfermeros españoles aprendan idiomas y disfruten de nuevas experiencias en otros países; sin embargo, es obligado que los beneficios de su formación académica repercutan después en nuestro sistema de salud. Reconocimiento social, carrera profesional y salarios acordes con la responsabilidad que adquieren son, sin duda, las medidas adecuadas para poner remedio a esta paradoja sanitaria. La «fuga» de técnicos de calidad es un lujo que la sanidad española no puede permitirse.

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ESPAÑA CAÑÍ

 

  
XL Semanal - FIRMAS - Patente de corso, por Arturo Pérez-Reverte - 9/8/2009

Vamos a llamarlo, si les parece bien, hospital del Venerable Prepucio de San Agapito. O, si lo prefieren, de los Siete Dolores de Santa Genoveva. Para más datos, añadiremos que está situado en una ciudad del sur de España. Y el arriba firmante –yo mismo, vamos– camina por el pasillo de una de sus plantas después de haber conseguido, tras arduas gestiones, intensas sonrisas y mucho hágame el favor, permiso para visitar a un amigo internado de urgencia, al que sus innumerables pecados y vida golfa dejaron el hígado y otros órganos vitales en estado lamentable.

Voy por el pasillo, en fin, pensando en un informe publicado hace poco: uno de cada diez trabajadores de hospital español sufre agresiones físicas por parte de pacientes o sus familiares, y siete de cada diez son objeto de amenazas o insultos ante la pasividad de los seguratas correspondientes. Que con frecuencia, según las circunstancias, prefieren no complicarse la vida. Y no deja de tener su lógica. Una cosa es decir no alborote, señora, caballero, a un ama de casa de Reus o a un jubilado de Úbeda cabreados con o sin motivo, y otra diferente, más peliaguda, impedir que un musulmán entre a la fuerza con su legítima en el quirófano, decirle a un subsahariano negro de color que no es hora de visitas, o informar a cuatro miembros de la mara Salvatrucha que la puñalada que recibió su amigo Winston Sánchez no se la podrán coser hasta mañana. Ahí, a poco que falle el tacto, sales en los periódicos.

Pienso en eso, como digo, mientras busco la habitación B-37. En éstas llego a una sala de espera con los asientos y el suelo cubiertos de mantas, papeles, vasos de plástico y botellas de agua vacías; y cuando me dispongo a embocar el pasillo inmediato, dos gitanillos que se persiguen uno a otro impactan, sucesivamente, contra mis piernas. Me zafo como puedo, mientras creo recordar que en los hospitales están prohibidos los niños, sueltos o amarrados. Luego miro en torno y veo a una señora entrada en carnes, con una teta fuera y dándole de mamar a una rolliza criatura que sorbe con ansia de superviviente. Slurp, slurp, slurp. A ver dónde me he metido, pienso con el natural desconcierto. Entonces miro hacia el pasillo y me paro en seco.

Imaginen un pasillo de hospital de toda la vida. Y allí, arremolinada, una quincena de personas vociferantes: seis o siete varones adultos, otras tantas mujeres y algunos niños parecidos a los que acaban de dislocarme una rótula en la sala de espera. Sobre los mayores, para que ustedes se hagan idea, tecleas juntas en Google las palabras García Lorca, Guardia Civil, Heredias, Camborios, primo y prima, y salen sus fotos: patillas, sombreros, algún bastón con flecos, dientes de oro y anillos de lo mismo. Sólo les falta un Mercedes del año 74. Los jóvenes visten de oscuro y tienen un aire desgarrado y peligroso que te rilas, a medio camino entre Navajita Plateá y las Barranquillas. En cuanto a las Rosarios, sólo echas de menos claveles en los moños. Las jóvenes tienen cinturas estrechas, pelo largo, negrísimo, y ojos trágicos. Una lleva un niño en brazos. Todas van de negro, como de luto anticipado. Y en el centro del barullo, pegado a la pared, un médico vestido de médico. Acojonado.

«Ha matao ar papa, ha matao ar papa», gritan las mujeres, desgañitándose. Insultan y amenazan al médico los hombres, más sobrios y en su papel. «He dihe que ze moría y za muerto», dice uno de ellos, inapelable. «Te vi a rahá.» El médico, pálido, más blanco que su bata, la espalda contra la pared, balbucea explicaciones y excusas. Que si era muy viejo, que si aquello no tenía remedio. Que si la ciencia tiene sus límites, y tal. «Lo habei matao, criminá», vocifera otro, pasando mucho del discurso exculpatorio. Una de las Rosarios salta con extraño zapateado, agitándose la falda. «Er patriarca», se desmelena. «Er patriarca.» Lloran y gritan las otras, haciendo lo mismo. «Pinsharlo, pinsharlo», sugiere una de las jóvenes. «Que ha matao ar papa.»

Me quedo donde estoy, prudente. Mejor el médico que yo, pienso. Que cada cual enfrente su destino. Algunas cabezas de enfermos y visitantes asoman por las puertas de las habitaciones, contemplando el espectáculo con curiosidad. Miro alrededor, buscando una ruta de retirada idónea. Los dos gitanillos continúan persiguiéndose sobre las mantas y las botellas vacías, y el mamoncete sigue a lo suyo, pegado a la teta. Slurp, slurp. En la máquina del café, dos guardias de seguridad, vueltos de espaldas a lo que ocurre en el pasillo, parecen muy ocupados contando monedas y buscando la tecla adecuada para servirse un cortado. Me acerco a ellos. ¿Hay capuchino?, pregunto, metiendo un euro. Ellos mismos pulsan mi tecla, amables. Estamos los tres en silencio mientras sale el chorrito.

 

sábado, 8 de agosto de 2009

Colombia y un tal Chávez

Dos artículos aparecidos hoy en el periódico ABC. Uno, es la opinión de su director, que se pregunta por la actitud del gobierno de España, que parece obnubilado por el gorila venezolano que, aparte de amordazar a todo medio de expresión no adicto, (cosa que Zapatero parece envidiar, y su ministro de asuntos exteriores, acaba de decir que la libertad de expresión en Venezuela es "ADECUADA"...), le sonríe al sátrapa todas sus ocurrencias, como por ejemplo, dar cobijo a asesinos de ETA, por lo que es adecuada la pregunta, ante las bravatas contra Colombia, ¿De qué lado esta el ex simio presidente del gobierno español?, porque los españoles de a pié, lo tenemos muy claro... Y afortunadamente, el Rey también...

 

El otro artículo, es la noticia de que el tal Chávez, da órdenes públicamente a su embajador en Bogotá de que vuelva y quiere crear una especie de ONG, en Colombia... Lo malo es, que en la foto, creo adivinar la presencia de una señora Piedad "no sé qué", que creo que es senadora colombiana, pero que tiene la gorra roja de los sicarios chavistas... Los gitanos, ante estas situaciones exclaman: "Lagarto, lagarto", que es mencionar a un reptil, que para ellos es el demonio...

 

La actitud de Chávez, que ya es costumbre, es la misma de los bravucones de taberna, que se ponen muy chulos y cuando el otro les hace frente, reculan y se deshacen en explicaciones, o como dicen en Colombia: "quefueque, quefueque".  ¿Será que: "El tigre sabe a quién le sale"?.

 

Ya hizo lo mismo otra vez, dando órdenes a un general de que enviara no sé cuantos batallones a la frontera con Colombia, para luego "recoger velas" y decir que "de lo dicho no hay nada", pero en todo esto, queda la sospecha de que se quiera meter en Colombia a base de financiar organizaciones de cualquier tipo, con supuestas buenas intenciones, pero en realidad, con la finalidad de desestabilizar el país, por interpuestas personas, "buenos colombianos", como la tal Piedad...

 

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España ante un país serio como Colombia

ÁNGEL EXPÓSITO, Director de ABC - ABC.es - Opinión - Foco del Director

Sábado, 08-08-09

 

Colombia es uno de esos ejemplos que no abundan por el mundo. Un país sumido en el problema de la narcoguerrilla, el narcoterrorismo o la guerrilla terrorista -que tanto montan- y que sin embargo mantiene sus instituciones sólidas, democráticas, respetadas y respetables, que no es lo mismo. Más allá del presidente de turno, Colombia es un país serio, casi una excepción en esa parte del mundo. Ninguna nación hubiera soportado miles de muertos y secuestrados con un sistema político así de decente y firme. Por ello, que Chávez y sus amiguitos tilden de primer paso para la guerra que soldados norteamericanos se establezcan en bases colombianas es un absurdo. Como dice el refrán: cree el ladrón que todos son de su condición. Otra cuestión es del lado de quién está España en este conflicto diplomático y de seguridad. Por parte de los militares y agentes españoles que tanto han trabajado en la región, lo tengo claro; pero por parte de nuestro Gobierno... ¿De qué lado estamos?

 

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Chávez ordena el retorno del embajador de Venezuela a Bogotá

Chávez ordena el retorno del embajador de Venezuela a Bogotá

 

ABC.es - Internacional - Noticias de Sudamérica

Obama aclara que no quiere crear bases militares en Colombia

EFE | CARACAS

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó a última hora de ayer (madrugada de hoy en España) el regreso a Bogotá del embajador venezolano, en un intento por reducir la tensión entre los dos países vecinos en plenas discrepancias por la cesión de siete bases colombianas para uso del Ejército estadounidense.

La inesperada decisión se produjo durante un encuentro en Caracas con intelectuales y representantes políticos enmarcados en Colombianos y Colombianas por la Paz. Ante ellos aclaró que, "por supuesto", Venezuela "no está interesada en ninguna ruptura de relaciones con Colombia", pese a que estos contactos permanecían congelados después de que el Ejecutivo de Alvaro Uribe acusase al venezolano de vender armamento a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Acto seguido, Chávez se dirigió al embajador Gustavo Márquez Marín, presente en la sala, y le pidió que regrese a Bogotá para trabajar, lo que fue recibido por el público presente con aplausos.

De hecho, y aunque se oyeron las críticas ya conocidas en relación al acuerdo militar entre Colombia y Washington, Chávez se mostró más dispuesto a colaborar con su país vecino, especialmente para lograr la paz. Descartó que se fuese a producir una guerra entre dos "pueblos hermanos", como él mismo llegó a sugerir en los últimos días, e incluso sugirió la creación de "bases de paz" para trabajar por la estabilidad en Colombia.

En este sentido, propuso a su ministro de Asuntos Exteriores, Nicolás Maduro, la creación de "una fundación de venezolanos y venezolanas por la paz en Colombia". El asunto se convertiría en "tema de Estado" para Venezuela, añadió. "No debemos dejar a Colombia sola, no podemos, no debemos. Cuanto más nos maltraten, más tenemos que mirar a Colombia".

 

martes, 4 de agosto de 2009

Los nefastos juicios paralelos

En España, tenemos "jueces", de todos los tamaños, formas y colores, y hasta es posible que haya jueces que se dediquen a juzgar honesta y diligentemente, pero la sensación general que tenemos los españoles es, que "La justicia es un cachondeo".

 

Tenemos un juez estrella que, se ha dedicado por orden del gobierno, a cazar brujas en el partido de la oposición, incluyendo la acusación al presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, de haber recibido unos trajes regalados, por valor de 12.000 Euros, por lo que se le ha abierto un juicio, con grandes titulares en el periódico del gobierno, todos los días durante los pasados seis meses, hasta que ayer, el Tribunal Superior de Valencia, ha dictado una sentencia de archivo de la causa, por no encontrar ningún hecho delictivo. Y ahora, ¿Quien compensa al perjudicado?.

 

Este mismo juez, se ha ido de permiso UN AÑO, a USA, a dictar conferencias pagadas, y se ha llevado a una hija, a la cual la universidad le ha dado la matrícula gratis, pasajes de avión y alojamiento, y a él unos 260.000 dólares, mientras seguía cobrando en España su sueldo de juez, a cargo de todos nosotros, pero el Consejo General de Joder General, nombrado por los políticos, ha dictaminado que no hay nada de malo en ello...

 

Otro Juez, dice que silbar o abroncar al Rey o al Himno Nacional, en un estadio, no es nada punible, y que homenajear públicamente a asesinos de ETA, está permitido por la "libertad de expresión".

 

Mientras tanto violadores y asesinos de niñas, están libres "porque son menores de 18 años", pero un pobre hombre que vivía debajo de un puente, se ha pasado 13 años en la cárcel, de los 30 a los que fue condenado por violación, a pesar de que la policía científica certificó que las pruebas físicas descartaban absolutamente su participación... pero era bizco, así que, la víctima lo reconoció en rueda de presos. Luego se demostró que el auténtico violador, efectivamente era bizco, y además las pruebas de ADN, lo condenaban, (Después de 13 años, y gracias al tesón de una abogada "berraca").

 

Gran asombro de los jueces: ¡En España, había más de un bizco!...

 

Decía San Agustín: "La Justicia, es un SENTIMIENTO que Dios puso en el corazón de los hombres". Esto es: para "sentir" lo que es justo y lo que no, no hace falta estudiar derecho ni ninguna de esas zarandajas... "Se siente", y los españoles "sentimos", que nuestra justicia es más una "astracanada" de teatro que un verdadero servicio social, o un poder del Estado, que es lo que debería ser.

 

Adjunto un artículo del magistrado Manuel Jiménez de Parga, que fue Presidente del Tribunal Constitucional, cuando este Tribunal aún sentía respeto por sí mismo.

 

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Los nefastos «juicios paralelos»

Manuel JIMÉNEZ DE PARGA De la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

ABC.es - Opinión - La Tercera - Martes, 04-08-09

LA Administración de Justicia puede ser defectuosa, y en España lo es. Pero nunca ha de convertirse en un espectáculo, es decir, en una diversión pública del estilo de las celebradas en los circos o en los teatros.

Tal espectáculo recibió ayer un aviso del Tribunal Superior de Justicia de Valencia. Empezamos a acostumbrarnos en que en distintos casos -y con protagonistas de diferentes partidos políticos- se formulen juicios condenatorios en los que se infringen principios fundamentales del Ordenamiento Jurídico, como es la presunción de inocencia. Poco importa lo que arroje la tramitación judicial. Antes de que los jueces se pronuncien aparecen en la escena quienes emiten las sentencias. Esto es muy grave, con independencia de que el inculpado pertenezca al partido que está en el Gobierno, o que sea miembro de un partido de la oposición.

Es cierto que no resulta tarea fácil articular correctamente un Estado de Derecho y más complicado aún conseguir que funcione bien. Son muy pocos los auténticos Estados de Derecho que existen en el mundo. Unos fallan por falta en el sistema de representación, con leyes electorales que desfiguran la auténtica voluntad popular. Otros de estos mal llamados Estados de Derecho violan el postulado básico de la división de los Poderes, con un Poder Ejecutivo que invade las zonas propias del Legislativo. Pero tal vez lo que con más frecuencia resulta conculcada es la independencia de jueces y magistrados. Teóricamente cobijados en un Poder Judicial.

Los diputados y los senadores son a veces personajes tibios, capaces de acomodarse a situaciones de signos diferentes. No es bueno que esto ocurra, pero los daños que pueden producirse en la arquitectura del Estado de Derecho son menores de los que ocasionan los jueces simplemente tibios. En los últimos días hemos sabido que hubo bendiciones judiciales a quienes silban al Rey en un estadio de fútbol o a quienes se dedican a festejar a los asesinos de ETA. El efecto que se genera con estas decisiones y con otras semejantes a ellas es que los ciudadanos comunes pierdan el respeto al Poder Judicial. El hombre de la calle se convierte en magistrado y pronuncia su veredicto sin esperar a que el tribunal competente dicte la pertinente resolución.

Son irreparables los daños que se cometen con los denominados «juicios paralelos». No hay posible reparación económica, pues el buen nombre, el prestigio y la estimación están por encima de cualquier cantidad de dinero. Y resulta inadmisible que para justificar el mal causado se invoque la libertad de información.

He aquí otro de los grandes principios que se hallan maltratados en algunos de los Estados de Derecho. No he de recordar lo que fue en España el largo periodo del franquismo, uno de cuyos objetivos era impedir que apareciesen voces discrepantes de la doctrina oficial. Se luchó por la libertad de expresión y la libertad de información. Pero ninguno de los derechos fundamentales es absoluto, sino que todos tienen límites, debiendo ejercitarse con el debido respeto a los derechos fundamentales con los que pueden colisionar.

El «juicio paralelo» no tiene cabida en el Estado de Derecho. Nuestra repulsa ha de ser la misma cuando el imputado nos resulta políticamente simpático o cuando pertenece a una organización cuyo credo no compartimos.

Hace más de quince años publiqué un libro, «La ilusión política», con el siguiente subtítulo: «¿Hay que reinventar la democracia en España?». Allí dediqué unas páginas a los «juicios paralelos». Y subrayé que dejando a un lado las noticias inexactas o tendenciosas que a veces llegan al gran público, relativas a personas sometidas al enjuiciamiento de los Tribunales de Justicia, incluso cuando se informa con precisión y veracidad, el riesgo de equivocarse al emitir un veredicto en la calle es grande. Los sumarios se forman con materiales complejos. Las pruebas que constan en ellos deben ser matizadas con declaraciones de signo vario. El juez se encuentra con dificultades para hallar la verdad material y raros son los asuntos en los que el blanco y el negro, la culpabilidad o la inocencia, resultan indiscutibles. La ponderación de los datos, que efectúan los jueces antes de dictar sentencia, obliga a un trabajo serio y de absoluta serenidad que no se realiza por quienes con dos o tres testimonios se pronuncian alegremente fuera de los Juzgados. El «juicio paralelo» en la calle se remata con un veredicto popular que puede no ser ajustado a Derecho.

En definitiva, el día que se hace pública una resolución de los Tribunales de Justicia cuando ésta no coincide con lo que muchos esperaban, la desilusión es enorme. Padece el Estado de Derecho y el ciudadano de buena fe.

Pero el mal se causó hace tiempo. La experiencia de la tutela judicial efectiva registra como un hecho de especial trascendencia la mutación constitucional introducida por la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985. Ese dato o componente del Ordenamiento se enmarca con la actitud de desconfianza y falta de respeto anotadas. Los titulares del Poder Judicial, o sea, todos los jueces y magistrados de España, ya no participan en la elección de su órgano de gobierno, el Consejo General, y la pregunta que inmediatamente surge es ésta: ¿puede valorarse como «poder» a una institución cuyos miembros son desprovistos de la facultad de elegir a su órgano de gobierno?

Cabría cuestionarse en este momento, como se cuestionó en algún día del proceso constituyente, si el título VI debió consagrarse al «Poder Judicial» (así expresamente denominado) o si hubiera sido preferible seguir el ejemplo de la mayoría de nuestras Constituciones del siglo XIX, así como la de 1931, que optaron por la rúbrica «de la Administración de Justicia» o fórmulas similares. Las Constituciones de 1837 y 1869 son una excepción en Europa, con la mención específica a un «Poder Judicial». Y en solitario también se encuentra, en esta materia, la Constitución vigente.

La Constitución de 1978 formaliza un régimen político en el que el Poder Judicial es un auténtico «poder», junto al Poder Legislativo, residenciado en Las Cortes, y el Poder Ejecutivo, cuya titularidad asume el Gobierno. Como requisito sine qua non para que el Poder Judicial siga siendo un poder es que se erijan los veinte componentes del Consejo General por los depositarios, jueces y magistrados, de ese Poder. Si el órgano de gobierno del supuesto Poder se forma en virtud de la manifestación de voluntad de las personas ajenas, la letra de la Constitución permanecerá inalterada, pero la modificación constitucional es evidente.

Creo que en este asunto como en otros habría que llevar a cabo una reforma de la reforma, ya que un Consejo elegido por jueces y magistrados goza de mayor autoridad ante todos incluso ante los titulares del Poder Judicial que el formado por la intervención de los parlamentarios.

Quizás con esta revisión disminuirían los nefastos «juicios paralelos».