Conocimientos derogados
Todos sabemos que, la memoria es algo fundamental en la vida,
aunque no debemos cometer el error de darle mayor importancia de la que tiene.
Si aprendemos algo, simplemente de memoria, sin fijarnos en
sus orígenes ni sus principios, corremos el riesgo de que, en cuanto cambie
cualquiera de sus datos o componentes, nos quedemos sin conocimientos.
Había un profesor de Derecho que, hacía gala de saberse de
memoria la Constitución, e incluso hacía demostraciones muy impactantes, de
recitar de memoria todas y cada una de las palabras de cualquiera de sus
artículos, sólo con citarle el número de este.
Algunos, nos atrevíamos a discutirle que, los textos legales
no hay que aprendérselos de memoria, sino conocer su contenido en general y la
mecánica para buscar lo pertinente en cada caso y las relaciones de unos
artículos con otros, que traten del mismo o relacionado tema. Sin conseguir
convencer al sujeto. Hasta que… Se aprobó una nueva Constitución, que derogaba
la anterior. Lo que significó que a este hombre, le derogaron sus
conocimientos. Pero en realidad, los principios constitucionales y el manejo
del nuevo texto, era igual al anterior, por lo que lo normal para cualquiera sería,
adaptarse al nuevo sin grandes esfuerzos.
Los que hayamos andado entre automóviles, hace unas décadas,
podíamos reparar un problema en nuestro coche, sin grandes esfuerzos ni
herramientas sofisticadas, ya que los principios de un motor de explosión son
sencillos en su planteamiento y podían revisarse con relativa facilidad, para
descubrir el problema, pero… la técnica ha avanzado muchísimo en este ramo, por
lo que a todos aquellos mecánicos que repetían las mismas maniobras una y otra
vez, con éxito, les han derogado sus conocimientos. Ya que los automóviles de hoy,
ni tienen carburador, ni distribuidor de corriente ni nada de lo “normal”, pero
funcionan con los mismos principios de siempre. Así que, el mecánico que se
haya preocupado de adaptarse y aprender, no tiene ninguna dificultad para
seguir trabajando, aunque con herramientas diferentes y los equipos adecuados a
las nuevas tecnologías.
En fotografía, la revolución ha sido total. Puede decirse sin
exageración que, la fotografía, tal como la conocíamos hace no muchos años, ha
desaparecido, llevándose por delante miles de negocios de venta de equipos y
procesado de imágenes. Hasta las fábricas de fama mundial como Kodak, ya no
existen. ¡Pero los principios siguen siendo los mismos!
La fotografía es en esencia: “Imagen hecha con luz”, y eso no
ha cambiado en absoluto, aunque las cámaras no tienen nada que ver con las
anteriores, y el material en que se fija esa imagen tampoco, ni la “post
producción” o forma de “revelarla” o manipularla después, ni el soporte en que
solemos verlas o archivarlas.
Así pues, aquellos que se hayan esforzado en aprender cosas
de memoria como: combinaciones de exposición “mágicas”, fórmulas de reveladores
“milagrosos” y demás zarandajas que, algunos les daban poderes de “magufos”. Han
visto derogados sus conocimientos.
En la fotografía la técnica es secundaria. Importante, pero
no es lo esencial, ya que incluye otro montón de cosas. Por otra parte, comunes
a todas las artes visuales: Pintura, arquitectura, decoración, etc. como: Composición,
Inspiración, imaginación, creatividad, oportunidad, agilidad, esfuerzo,
paciencia y muchas otras cualidades que son permanentes, aunque difíciles, pero
que todos tenemos en mayor o menor medida. Por lo que, aquellos que hayan
tenido la fortuna de cultivarlas y ejercitarlas. ¡No se las pueden derogar! Por
muchos adelantos técnicos que se vayan inventando. Aunque es verdad que, se
necesita un cierto esfuerzo para estar en permanente revisión de conocimientos
y actualización, incluso de palabras, que se van incorporando, pero que no
cambian en absoluto, los valores verdaderamente importantes.
El talento, la intuición y creatividad, crecen en los sitios
más insospechados y se ríen de los conocimientos académicos y los títulos o
diplomas. Cualquiera que vaya por el mundo “con los ojos abiertos”, verá
personas asombrosas, en los lugares más inverosímiles, haciendo cosas que, a
otros les cuesta años de esfuerzo. Como aquellos niños desarrapados, y
seguramente analfabetos, que he visto muchas veces, que le hacen un agujero a
un barreño de lavar ropa, le ponen una cuerda cualquiera y con un palo, tomado
de cualquier sitio, se ponen a tocar verdadera música. No la fácil percusión de
golpear algo rítmicamente con las manos u otro palo, sino música de verdad, ya
que han convertido el barreño en una especie de contrabajo, y crean las notas,
tensionando más o menos la cuerda con el palo, mientras la hacen vibrar con la
otra mano.
Y en fotografía, ya se ha hecho el experimento de entregar
una serie de cámaras de las que había antes, de un solo uso, a un grupo de
personas sin ningún conocimiento del tema, y… entre las muchas fotos
desechables que se han recopilado, han aparecido verdaderas obras de arte que,
demostraban una imaginación y una visión del mundo impresionantes. Si hoy se
hiciera ese mismo experimento, con cámaras digitales automáticas, probablemente
el resultado sería mejor…
Para los que ya hemos caminado algo, por ese camino, quizá lo
que se necesita es, lo mismo que para el resto de la vida: Mantenerse en
“Formación Permanente”. No dormirse en el pasado, ni en lo bien que hacíamos
tal o cual cosa… Esto, y quizá el resto de la vida, es como estar escalando una
montaña, cuya cima quizá alcanzamos a vislumbrar, pero el hecho es, que nunca
llegamos, porque la muerte escala más rápido que nosotros y nos alcanza antes.
Y como en los grandes abismos, es inútil y muy peligroso mirar atrás.
Algunas personas, hemos tenido la gran fortuna de haber
descubierto la fotografía hace largo tiempo, y con ella, hemos tenido decepciones,
fracasos y maravillosos éxitos. Pero todo eso, es pasado. Aquellos
conocimientos que tanto esfuerzo nos costaron y que tanto nos ayudaron en su
momento, nos han sido derogados por el avance del progreso. Ahora, surgen cada
día, a una velocidad cada vez mayor, nuevos equipos y nuevas técnicas, con
programas informáticos maravillosos, que permiten hacer cosas, antes ni
soñadas. Por lo que, a menos que nos resignemos a quedar apartados en la cuneta
del camino, tenemos la ineludible tarea de mantenernos informados.
Experimentando, ensayando y en suma, aprendiendo todos los días, con la actitud
humilde del “amateur”. Del aprendiz mudo de asombro, al ver las obras que son
capaces de realizar, aquellos que han avanzado más, por inteligencia,
constancia y esfuerzo, para intentar acercarnos a ellos, sea o no posible esto.
Pero el que sea posible alcanzar a los otros, o no, en
realidad no es lo más importante, porque no se trata de competir con otros. Ni
intentar ser mejor que nadie, sino intentar ponerse a su lado, para
intercambiar experiencias, conocimientos, ideas o vivencias. Se trata de
escalar sin descanso, para tener la satisfacción de superarse a sí mismo, y ver
que cada día estamos, aunque sea un poquitín, más cerca de la cima. No superando
a los otros, sino de la mano con ellos. Sabiendo que, como el Arco Iris, es
inalcanzable totalmente, pero muy estimulante el esfuerzo. Sin parar y,
¡Siempre adelante!
Enrique
Gutiérrez y Simón
Madrid,
junio de 2016