Está
circulando estos días un anuncio comercial con ese título. Os envío el link
abajo para que podáis verlo…
Con
ese motivo, se me han ocurrido unas reflexiones, sobre una manía que tienen las
autoridades colombianas, para incordiarles le vida, a los ciudadanos que tienen
el derecho a la nacionalidad colombiana y a otra, que os he incluido a
continuación del link, con el documento auténtico de la renuncia a que se ven
casi obligados, esos ciudadanos…
Mirad
el anuncio en el link, y luego, si os apetece, leed el escrito… y si no, tirad
todo a la papelera…
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Hacerse
extranjero
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Hacerse
extranjero
Una empresa de
embutidos española, está difundiendo un anuncio de gran éxito, aprovechando la
mala situación por que pasa el País, para incidir en las buenas cosas que hay
en España, como sus productos, por ejemplo.
El anuncio,
empieza por decir que ante la mala situación, hay que “hacerse extranjero”…
rememorando sin saberlo, a un escritor antioqueño que conocí hace años, que
vivía en un finquita a la que había rotulado “Otraparte”… Pero en este anuncio,
se termina con la frase de una de las actrices que dice: Uno puede irse, pero
no hacerse…
Pero eso somos
los españoles, que somos muy atrasados. Los colombianos ya hace años que han
descubierto la forma de que sus nacionales se hagan extranjeros y han
promulgado las leyes correspondientes y adoctrinado a sus policías, para que
insistan en el tema, en forma terminante.
Pero, primero
hagamos una pequeña recapitulación: La Declaración Universal de los Derechos
Humanos, dice en uno de sus apartes que: Toda persona tiene derecho a una
nacionalidad… Lo que no dice es, que alguna persona tenga la OBLIGACIÓN de
tener determinada nacionalidad.
A cualquier ser
humano, le gusta tener la nacionalidad del lugar donde nació, o se crio, o se
enamoró, o se… Y lo natural sería, que todos tuviéramos todas las
nacionalidades, ya que formamos parte de la familia humana…
No obstante, a
lo largo de la historia, se han ido poniendo fronteras, pasaportes y todo tipo
de trabas que los humanos nos inventamos, con gran fruición de los
funcionarios, cuyo único fin en la vida, parece que fuera molestar a sus
congéneres… Así se han establecido cuatro formas básicas de tener una
nacionalidad: Por el lugar de nacimiento, (ius soli), que es la forma que suele
usarse en toda América. Por la nacionalidad de sus padres, (ius sanguini), que
es la en general se usa en Europa. Por el lugar de residencia habitual (ius
domicilii), y por la nacionalidad del cónyuge, (ius connubii), que con algunas
diferencias, se aplica en casi todos los países.
En estas
circunstancias y para no alargarnos, vamos a concretarnos sólo a los españoles
que emigraron a Colombia y tuvieron hijos allí: Según la ley española, esos
hijos son españoles de origen. Y según la ley colombiana, son colombianos de
nacimiento. Ellos, normalmente estarían felices de tener derecho a las dos nacionalidades…
y a cuatro, o seis u ocho, si tuvieran la oportunidad, pero la ley
internacional, no admite tener dos nacionalidades, aunque se haya vuelto
costumbre y se hable de ello todos los días… (No se puede ser fiel a dos
banderas). Lo racional y lo que está realmente establecido es, que cualquier
persona que tenga DERECHO a dos nacionalidades, use aquella del lugar en
que reside habitualmente, y que si cambia su domicilio al otro país al que
tiene derecho, se le permita cambiar automáticamente, sin grandes trámites… Lo
de andar con dos o más pasaportes al mismo tiempo, es normal entre mafiosos o
espías, como vemos en las películas, pero no debería ser normal entre
ciudadanos comunes. Y si se hace, por comodidad o por sentirse parte del país
al que se llega, y se tolera por parte de la policía de fronteras, debía ser
como una muestra de cortesía, no como un derecho.
Pero los
políticos colombianos, han dado un paso más allá, y han establecido que el
tener dos nacionalidades simultáneas, en activo, es no solamente un derecho,
sino una obligación.
Entre las
muchas anécdotas que contamos entre los españoles que hemos vivido en Colombia,
se va la conversación hacia episodios a cual más rocambolesco, con los “tombos”
de los aeropuertos colombianos: Una chica, hija de un español, pero nacida en
Cali, que pretendía tomar un avión a USA, para un máster en que estaba
matriculada, y fue impedida de hacerlo con malos modos, porque no llevaba un
pasaporte colombiano, a pesar de tener en perfecta regla su pasaporte español.
Dos hermanos en la misma situación, ya graduados como abogados en Colombia,
abroncados por el jefecillo del antiguo DAS, en que el pobre hombre, les decía
lleno de ira, que sus pasaportes españoles eran ilegales y que él podía
romperlos allí mismo…
Los seres
humanos, tendemos a recordar nuestra infancia con nostalgia y cariño. Y si al
cabo de los años, por las circunstancias que sean, cambiamos de residencia, nos
gusta volver al lugar de nacimiento. Encontrarnos con los antiguos amigos y
sentirnos parte de ese lugar, donde generalmente hemos dejado personas a las
que queremos y lugares que sentimos “nuestros”… Pero determinados funcionarios,
están empeñados en amargarnos esas remembranzas… Otros, además de amigos y
recuerdos, han dejado propiedades o negocios, a los que deben atender con
cierta frecuencia, pero se encuentran siempre con los funcionarios que, con
mala cara y peores modos, les reclaman unos documentos, que a nadie en su sano
juicio se le ocurre que sean necesarios…
Alguno que
conozco muy cercanamente, ha de viajar a Colombia varias veces al año. Y se ha
encontrado con las trabas de rigor al intentar salir, ya que al entrar no le
ponen inconvenientes a nadie… Ante la exigencia de documentos colombianos, ha
empezado a hacer los trámites en el Consulado de Colombia en Madrid, y se ha
encontrado con la burocracia de siempre. Ahora añadida con que para todo hay
que pedir cita previa y que al final, la consecución de un pasaporte o la
cédula de ciudadanía, son trámites engorrosos y para todo piden cantidades de
dinero estrambóticas.
Si como es el
caso que estamos tratando, el ciudadano es español, está acostumbrado a que su
cédula que aquí se llama Documento Nacional de Identidad, y su pasaporte, se le
tramiten el día que ha sido citado, en el momento y delante de él, y que “se
los lleve puestos”, que dicen los clásicos, con un costo que entre los dos
documentos, no pasa de 50 euros. Pero esas mismas gestiones en el Consulado,
representan meses, o incluso años. El último caso que supe de una cédula, al
cabo de muchos meses de espera, le dijeron al interesado, que había habido un
“daño informático” en Bogotá y el trámite se había perdido. Que tenía que
solicitarla de nuevo… ¡Y pagar otra vez!. O sea que, los funcionarios producen
el problema y el ciudadano paga… con su tiempo y su dinero. Aparte de que todos
estos trámites, acaban por costar verdaderas fortunas, representadas en cientos
de euros…
Visto este
panorama. ¿Qué hace una personas que, por las circunstancias que sea, ha de
viajar a Colombia frecuentemente?... Renunciar a su nacionalidad colombiana,
según le indican los policías del aeropuerto…
Anexo un
documento auténtico de este caso, en el que se han cambiado todos los datos
personales, para preservar la identidad de la “víctima”…
Con una reflexión
final: ¿Qué daño sufre Colombia, si una persona que ha nacido allí, viaja con
pasaporte de otro país? ¿Qué bien jurídico, humano o social, están protegiendo
los policías, exigiendo documentación colombiana, a personas que tienen otra
documentación, legal y en perfecto orden?
Supongo que, a
algunos de los sesudos juristas que hay en Colombia, esto les resultará
clarísimo… ¡El suscrito, confiesa humildemente que no lo entiende!
Pero los hechos
son tozudos. Las personas tenemos unos sentimientos que nadie nos puede
arrebatar ni cambiar… Hay muchas que se sienten colombianas de sentimiento y
les gustaría poder decir que lo son, pero las autoridades de ese país, les
ponen todo tipo de trabas para que lo hagan, y sin decirlo expresamente… Con
hechos, les obligan a “hacerse extranjeros”…