Comercio Justo
Se encuentra uno de cuando en
cuando, establecimientos que se anuncian con el rótulo del título. Y cuando se
entra en ellos, se ve que venden productos alimenticios o de otra índole,
artesanales y supuestamente hechos en países en desarrollo, pero suelen
presentarse con apariencia más modesta y a precios mucho más caros, que los
productos comerciales normales.
¿Por qué ocurre esto? Se supone
que la idea de este tipo de comercio es, suprimir toda la cadena de
intermediarios de variado tamaño y pelaje, que encarecen en forma exagerada el
precio del producto, de lo que recibe el que lo fabricó o cultivó, hasta el
consumidor final.
Si esto es así, los precios de
esos productos debían ser muy inferiores a los normales, y aun así, el
productor recibiría por su trabajo, cantidades muchísimo mayores de lo
acostumbrado. Con lo que se fomentaría la venta masiva de esos productos, con
beneficios para todos los intervinientes. Además, nos enteraríamos de que,
gracias a este sistema, en las remotas aldeas donde se producen esos bienes,
hay un progreso en todos los órdenes, pero… ¡Nada!
Parece que la explicación es, que
compramos esos productos para favorecer a los más débiles, aunque sean más
caros. Por benevolencia o caridad…
Pero las personas no debiéramos
recibir caridad, que envilece y denigra, quitándole dignidad al receptor. Las
personas necesitamos… ¡Todos necesitamos, en una u otra medida!, que nos
proporcionen el punto de apoyo que decía Arquímedes, para nosotros mover el
mundo por sí mismos.
No vamos a arreglar nada
facilitando dinero a las personas con necesidades, en aquellos países ni en el
nuestro. Necesitamos fomentar el trabajo, para que esas personas, sientan que
con su esfuerzo ¡Se han ganado lo que reciben! No tanto subsidio de paro, como
fomento de la industria y el I+D+I.
Los que no estén capacitados,
capacitarlos. Darles herramientas y tecnología, para que ellos mismos
construyan su casa, en lugar de regalarles la casa ya construida. Facilitarles
la forma de aprovechar los recursos y posibilidades de su tierra, para que
ellos produzcan lo mejor de que sean capaces… Enseñarles a pescar, en lugar de
darles peces. Como se viene repitiendo desde hace siglos, sin que nunca lo
pongamos en práctica: Cooperación, en lugar de caridad.
Había una España, de la que todos
(Yo el primero), denostábamos porque tenía un gobierno dictatorial. Pero se
construían escuelas y universidades laborales, se facilitaban microcréditos
(5.000 pesetas, en aquella época), sin otra garantía que la presentación de un
proyecto de autogestión. Se fomentaba el trabajo y se premiaba la excelencia y
el esfuerzo… (Con los habituales casos de abusos y amiguismo, propios de
nuestro carácter).
Esa España, pasó de un país
agrícola y pobrísimo, a tener una gran clase media que, ahora se está
destruyendo o regalando sus mejores ejemplares a nuestros vecinos más ricos…
¿Qué nos ha pasado? ¿Qué estamos haciendo?