lunes, 20 de julio de 2009

La enfermera de Ryan

La trágica muerte del niño Ryan, por un lamentable error hospitalario, tiene muchas lecturas. Entre ellas, el ridículo de qu el Rey de Marruecos haya enviado un avión especial para recoger el cadáver del niño, olvidándose convenientemente de los muchos que mueren cruzando el estrecho y a los que, no les hace ni puñetero caso, ni para impedirles salir, ni para repatriar sus cadáveres...

Os sugiero prestar especial atención al párrafo que os pongo en azul, de M. Martín Ferrand...

 

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La enfermera de Ryan

M. MARTÍN FERRAND - ABC.es - Opinión (domingo 19 de julio de 2009)

SALTAR de la anécdota a la categoría es uno de los grandes vicios nacionales. Se trata de un síndrome que, enraizado en la pereza mental, sirve para no entrar en detalles, evitar el rigor del análisis, escapar del compromiso ante situaciones incómodas y diluirlo todo en el caldo insustancial de las ideas generales. Ni un solo campo de la actividad nacional se libra de tan negativa afección y, de ese modo, aquí nadie se siente responsable directo de nada. La culpa, como decían los castizos, es del empedrado: del sistema, que diría hoy un joven de botellón y pasotismo más consciente de sus derechos que de sus obligaciones.

Unos sucesos muy concretos y dolorosos, como los que se han llevado por delante a la joven Dalila y a su bebé, Ryan, no sirven para afianzar la solidaridad con Mohamed el Uarachi, esposo y padre de las víctimas; sino para abrir el campo de la contemplación y someter a revisión todos los planteamientos de la sanidad nacional. Parece excesivo y es, en el mejor de los casos, algo estéril por lo artificioso de su planteamiento. Resulta obsceno, y me quedo corto en la calificación, que unos accidentes puntuales se utilicen como punto de apoyo para la palanca de las reivindicaciones sindicales pendientes, para que la oposición -en este caso, socialista- se ensañe con el Gobierno de Esperanza Aguirre e, incluso, para que sin más argumentos que los coyunturales, los altavoces de la propaganda amplifiquen con distorsión la doctrina que le conviene a cada cual según su papel en la función.

Como feliz consecuencia de una semilla que fue plantada durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y adquirió plenitud en tiempos de Francisco Franco, España ha desarrollado un sistema de Seguridad Social que, especialmente en su dimensión hospitalaria, es -sin rodeos ni complejos- el mejor del mundo. Buena parte de ese nivel, que no por satisfactorio deja de ser perfectible, se debe a la calidad profesional y la abnegación del personal sanitario. Nuestros médicos, enfermeros, auxiliares y celadores merecen respeto y agradecimiento. La enfermera de Ryan no es una excepción. Es, por decirlo con provocadora crudeza, una exigencia estadística. Docenas de millones de actos médicos, como se realizan cada año, tienen su cuota de errores, accidentes y fracasos. Valorar todo un sistema por uno de ellos es, más que injusto, totalmente ridículo.

La enfermera

CURRI VALENZUELA - ABC.es - Opinión (domingo 19 de julio de 2009)

Yo también soy la enfermera de Ryan. Como esa joven de 22 años que hoy permanece ingresada en un centro psiquiátrico por haber cometido un terrorífico error, como cualquier otro ser humano, me equivoco con frecuencia, aunque, por suerte para mí, de mi trabajo no depende la vida de nadie ni tampoco se me echan encima mi jefe, mis compañeros, la prensa y prácticamente el resto de la humanidad cada vez que cometo un patinazo de consideración.

De la enfermera del Gregorio Marañón que inyectó leche en vena al bebé de la primera víctima de la gripe A en España lo sabemos todo: que llevaba pocas horas en la UCI de prematuros, que se ofreció a alimentar a Ryan porque su más experimentada colega tenía que atender una urgencia y que se equivocó conectando una sonda en lugar de la otra, las dos del mismo color azul. Detalles que en cualquier otro país valdrían para que, con el pobre bebé enterrado junto a su madre, la autora del fallo permaneciera en el olvido hasta concluida la investigación judicial.

Aquí, no. Somos los reyes del morbo. Tenemos que producir titulares sobre la supuesta falta de enfermeras, o de control, o de gestión en el hospital donde se produjo el suceso y debemos gastar horas de televisión en entrevistar a lejanos familiares del bebé muerto y mostrar su tumba; ¿qué se apuestan a que a estas horas «La Noria» está buscando a la enfermera para sacarla del anonimato a cambio de un pastón?

El fallo fue tremendo, sí. Pero quienes nos equivocamos alguna vez, es decir, todos, dejemos a la pobre enfermera de Ryan en paz.

 

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