Otro, retrato triste, pero desgraciadamente real, del falso, mentiroso e incapaz gobierno que padecemos en España.
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Lealtad constitucional
JOSÉ MARÍA CARRASCAL - Domingo, 08-11-09 - ABC.es – Opinión - Firmas
CUANDO las cosas van mal, reclama el apoyo del PP. Cuando se normalizan, le machaca. Ésa es la táctica del gobierno Zapatero, y le va muy bien. Los éxitos son sólo suyos. Los fracasos, de todos. He dicho éxitos figurativamente porque hasta ahora no ha tenido ninguno. Fracasos, en cambio, abundantes y sonados. Pero para ellos reclama el apoyo de la oposición. Y si no se lo da, la acusa de desleal y antipatriota. Así se las gasta esta gente. Pasó con la negociación con ETA. ¿Cuántas veces advirtió el PP que era contraproducente? Y ¿cuántas veces acusó el Gobierno al PP de ser desleal? Las mismas. Algo parecido puede decirse de los nuevos estatutos, de la crisis económica y, ahora, del secuestro del «Alakrana». ¿Por qué no se dispuso el embarque de personal militar a bordo de los pesqueros que faenan en las aguas somalíes tras el apresamiento del «Playa de Bakio», como pedía el PP? ¿Era producto de una política que usa las Fuerzas Armadas sólo para desfiles y «misiones de paz» o creían que con pagar el rescate, los piratas iban a darse por contentos? Pues ahí tienen a los pesqueros españoles convertidos en su objetivo favorito, como tienen a nuestra economía a la cola de la recuperación tras aplicarle la receta Zapatero. Nuestro paro es el doble que el de los demás y los piratas piden un rescate triple que el anterior. Y si pagar es la política del Gobierno en estos casos, ¿cómo pudo ocurrir la tremenda descoordinación entre Defensa y Justicia, capturando a dos piratas y trayéndolos a Madrid, sabiendo que eso iba a complicar el rescate? ¿O quiso darse la impresión de fuerza cuando no se estaba dispuesto a usarla, que es la mayor muestra de debilidad?
Pese a ser dramática la situación en que ha desembocado tanta incompetencia, más grave aún es la actitud de un gobierno que exige silencio hacia ella y pide a la oposición una «lealtad constitucional» que él nunca ha tenido. Escudándose en unos marineros apresados y en la angustia de sus familias, tiene la desfachatez de pedir «confianza», cuando la ha malgastado en experimentos políticos e improvisaciones continuas que han terminado en fiasco tras fiasco. El primer desleal con
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