Detallitos
Esta avalancha de politiquillos que ha abordado España, como
los antiguos piratas abordaban los galeones, con un puñal entre los dientes,
porque necesitaban las manos para agarrarse a la borda, dicen ser graduados en
diversas disciplinas universitarias, pero más bien parecen los antiguos “cómicos
de la legua”, llamados así, porque les era prohibido acercarse a menos de una
legua de las ciudades, y tenían que montar sus tenderetes a esa distancia, por
ser “gentes de mal vivir”, como se les calificaba.
En sus supuestos estudios, no se sabe bien lo que habrán
leído o comentado entre ellos, pero es seguro que, nada de las bases
fundamentales del Derecho o de las ciencias políticas. Ni de los fundamentos de
la democracia griega, ni del Derecho Romano, y su siguiente evolución a lo
largo de los siglos.
Sí parece que han leído a Maquiavelo. Sobre todo, por aquello
de: Si no puedes vencerlo, únete a él. O las múltiples enseñanzas de Goebels,
el que fuera ministro de propaganda de Hitler, cuyas consignas, repiten todos
los días, con mucha insistencia en lo de: Una mentira repetida mil veces, se
convierte en verdad. Y más cercanos, quizá se pusieron a revisar las andanzas
del Conde de Romanones. El político español de hace un siglo, gordo, cojo y
prepotente que, no le importaba que los caricaturistas de la época, le
ridiculizaran con dibujos en las primeras páginas de todos los periódicos, sino
que le preocupaba, no salir en ellos.
Así, estos cómicos, han aprendido una serie de pantomimas,
para llamar la atención del público, y hacen gestos y declaraciones de lo más
estrambóticos y tremendistas, con el único objeto de mantenerse en el “candelabro”,
que decía alguna figurilla de la TV. Se visten y peinan como indigentes, (quizá
porque son verdaderos indigentes morales e intelectuales), aunque son
millonarios, y, como todos los estafadores del mundo, prometen a quienes
quieren escucharlos, la redención moral y económica de sus oyentes.
Un día, dicen que van a proporcionar empleo a todo el mundo.
Otro día, que les van a regalar todos los pisos que encuentren vacíos, y hasta
han propuesto que, si alguien se da cuenta de que están irrumpiendo por la
fuerza en la casa del vecino, que no llame a la policía, para no perturbar a
los invasores que, “también tienen derecho a vivienda”…Otro día, se besan en la
boca, dos hombres en pleno hemiciclo del Congreso, en plena sesión, o las
mujeres se desnudan, exigiendo igualdad de derechos con los hombres… como si
los hombres tuviéramos un inventado derecho a desnudarnos en público…
Claro que, eso de la igualdad, nos recuerda a Quevedo, a los
que lo hemos leído, claro. Con aquello de: ¡Igualdad! Oigo gritar, al jorobado
Torroba. Y se me ocurre pensar: ¿Querrá verse sin joroba, o nos querrá jorobar?
Alguna de estas ex simias mujeres de estas hordas, se explayan en una supuesta
esclavitud femenina, y, para compensar, proponen una nueva esclavitud de los
hombres, a cargo de las mujeres, describiendo con todo detalle, en declaraciones
públicas, todo tipo de actividades sexuales, con múltiples aberraciones que, no
es que ellas practiquen, a lo que tendrían derecho, si así fuera, sino que
quieren implantarlas a la fuerza al resto de los humanos, en nombre de la
supuesta “igualdad”…
Lógicamente, todas o la mayoría de estas paridas, tienen el
objeto de que todo el mundo se escandalice y aparezcan al día siguiente en la
primera página de todos los informativos. Cosa que consiguen cumplidamente, con
una reacción ingenua de los oponentes, que no alcanzan a imaginar otra forma combatir
estas chorradas que, despotricar de ellos. A veces con un lenguaje igual de
soez que el que estos sujetos utilizan, pero al fin, siguiéndoles tontamente el
juego de que, como del Conde Romanones, que se hable de ellos diaria y
nochemente, aunque sea mal.
Pero en su prepotencia e histrionismo, ya se pasan y llegan a
entrar en el terreno delictivo, sin que los sufridos ciudadanos, notemos la
pequeña deriva de las palabras a los hechos, sin fijarnos en los detalles y
vayamos poco a poco, tomando como normal, lo que analizado con cuidado, sería
una alarmante señal de peligro.
La alcaldesa de Madrid, en un alarde cesarista que la domina,
ordenó en días pasados, retrasar la votación de una moción de la oposición,
aduciendo que en tal artículo del Reglamento de la Asamblea, se autoriza ese
hecho, para recabar pruebas o declaraciones, pero… como le dijeron en ese
momento los afectados por su rechazo, ese artículo, se refiere a otros
supuestos y no es atinente al caso concreto. Entonces, la señora alcaldesa, que
dice ser titulada y ha sido juez, se salió con una pata banco, citando a
Machado y diciendo muy puesta: “Se hace camino al andar”…
La mayoría de los periodistas y demás contertulios, citaron
el caso, como una parida más de estos personajillos, pero si nos fijamos en los
detalles, esto no es una anécdota, ni una ocurrencia. Esto en Derecho se llama
prevaricato, porque es una resolución injusta a sabiendas, y esta ex simia, ex
juez, no puede alegar que no lo sabía. O sea que, esto ya son palabras mayores.
Antiguamente, los reyezuelos y caciques, administraban
justicia según su saber, o su capricho, como hacía Sancho en su ínsula
Barataria, y como hacían los cónsules romanos, en los territorios que les
tocaba administrar. Pero, poco a poco, esos cónsules con sentido de la
justicia, fueron percibiendo que era más justo, advertir a sus gobernados, de
ciertas normas que se iban a aplicar de esta u otra manera, durante su
administración, y mandaban publicar, por ejemplo: El derecho del acreedor a
descuartizar al deudor que no paga, se sustituirá por destierro, embargo de los
bienes de sus familiares… etc.
Hasta que pasando el tiempo, se estableció universalmente la
frase latina de: “Nullum crimen, nulla poena sine praevia lege”. Esto es,
primero se promulga la Ley y luego se aplica. En poesía está muy bien, pero en
Derecho no se puede “hacer camino al andar”. En ningún país civilizado, se
puede andar jurídicamente, por un camino que no esté previamente trazado,
publicado y a pleno conocimiento de todos… Lo otro es dictadura, de sátrapas
caribeños que, en el fondo, es lo que quieren ser estos descerebrados.
Y esto, son los pequeños detallitos que no vemos, en la
hojarasca de los besos en la boca entre hombres, la mujeres semidesnudas, las
vestimentas y peinados zarrapastrosos y demás parafernalia, con la que ocultan
sus negras intenciones.
Enrique Gutiérrez y
Simón
Madrid,
marzo de 2016
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