sábado, 26 de marzo de 2016

Pobre Newton




¡Pobre Newton!
Este hombre, que dedicó su vida a reflexionar sobre las cosas que le rodeaban, hasta descubrir unos fenómenos naturales, que son fundamentales en nuestras vidas, y redactar una serie de leyes físicas que, llevan demostrándose 300 años y aplicamos todos los días, desde las cosas más sencillas, a los viajes espaciales, está presente en toda actividad humana, pero…
Aunque, normalmente se enseñan sus leyes en las escuelas de todo el mundo, en cuanto se toca un poco el tema de la física y la mecánica; parece que hay unos… o muchos que, oyeron la enumeración de esas leyes, pero no escucharon ni entendieron que, aunque no se den cuenta, su aplicación es universal e inevitable.
No sé si esos personajes, obnubilados por lo que ellos creían su personal revolución universal, no entendieron nada de las leyes de Newton, o no les dieron importancia, pero… como son universales e ineludibles, las consecuencias de esas leyes, les dan en los morros, cada vez que abren la boca.
Así, la tercera ley de Newton, dice en síntesis: Toda acción, crea una reacción de igual fuerza, pero en sentido contrario.
Han aterrizado en España unos personajillos que, posando de sabios y volviendo a inventar la historia a su acomodo, nos tienen estragados con un discurso viejísimo, pero que ellos presentan como si se les acabara de ocurrir, mezclando hábilmente los sentimientos más primarios, con una serie de circunstancias medio ciertas, con unas soluciones ya caducas, y que han demostrado su ineficacia, en muchos lugares y desde hace cien años. Pero… para darles un toque juvenil y revolucionario, lo adornan todo con expresiones radicales. Incluso, algunos de estos personajillos, han conseguido encaramarse en algunas alcaldías, y elevan sus defecaciones verbales a bandos municipales, pretendiendo volver todo del revés.
Pero entonces, la tercera ley de Newton, que no entiende de ideologías ni de lugares ni tiempos, se aplica inexorable y, produciendo la reacción de igual fuerza y signo contrario, les da un capón a los pendejos revolucionarios de bolsillo:
Dice una de estas marionetas de alcalde que: No quiere ver la bandera nacional, y… Nunca se habían visto en España, tantas banderas nacionales, ondeando por toda parte, y hasta sirviendo de capa a los ciudadanos.
Otro, dice que no se siente español… Y nunca se habían visto las redes sociales, con más mensajes, expresando el orgullo de ser español. Con la diferencia de que, muchos se expresan en un lenguaje procaz, con una ortografía lamentable, que a muchos españoles nos produce vergüenza. Probablemente, porque como la reacción producida es “igual”, también es igual el nivel cultural de los que les contestan a los descerebrados, ya que la mayoría de españoles, con una cierta cultura, no se molestan en contestar a estos payasos… “No hay mayor desprecio que el no aprecio”…
Sale otro “cerebro”, despotricando de la Religión Católica y de la Semana Santa, e inmediatamente se llenan las iglesias y las calles de asistentes que, no se sabe bien si eran creyentes de toda la vida, o se les ha despertado su fe, al verla atacada por estos secuaces.
Posando de “pacifistas”, algunos de estos especímenes, hacen declaraciones, o pretenden emitir órdenes contra el Ejército. Prohibiendo que sus miembros participen en las procesiones o celebraciones de toda índole. Pero lo que consiguen es, que los miembros de la Legión, y otros cuerpos, desfilen, con gran asistencia de público enarbolando banderas y dando gritos de Viva España que, les deben sentar como patadas en salva sea la parte, a los reacios a esos cuerpos.
Algún idiota de nacimiento, se le ha ocurrido proponer que, la frase que se llegó a poner como norma en alguna época del franquismo: “Arriba España”, sea delito. Lo que sin duda, va a conseguir que se ponga de moda y se considere algo “moderno”, por los que no vivieron la época de su imposición obligatoria.
Y lo malo es que, como en todo río revuelto, algunos pescadores pretenden sacar ganancia, y, he visto a algunos disfrazados de falangistas, con su escudo del yugo y las flechas, mezclados con los legionarios que habían pretendido evitar que desfilaran. Se supone que el Ejército, es nuestro Ejército, de España y de todos los españoles. Y no tiene por qué, tener un color o símbolo partidista de ninguna tendencia o ideología.
Y, como siempre hacemos en España, nos pasamos en un movimiento pendular que, (algún día tendrán que reconocérnoslo como un invento español, y que todos los relojes nos paguen regalías), produce el efecto, para mí incomprensible y hasta obsceno, de que se publiquen en esa redes, retratos de Franco y gracejos de que, si volviera se solucionaría todo.
Mi biografía, incluye un padre defendiendo Madrid contra Franco, encarcelado después y en libertad condicional perpetua, teniendo que presentarse ante la policía semanalmente. Fui rechazado en la Escuela Oficial de Periodismo, por ser “hijo de rojo”, y me fui de España, cuando conseguí que me contrataran en un periódico extranjero. Me llevé a mis padres, en cuanto pude y, ninguno volvimos, mientras existió el “Régimen”. Así que, ninguna añoranza puedo tener de Franco, ni de la madre que le parió…
Pero, como los nuevos analfabestias, no se han enterado de las leyes de Newton. No se dan cuenta de que, pretendiendo crear leyes para cambiar los nombres de las calles, o viendo símbolos franquistas en cada esquina, lo que hacen es, despertar la reacción contraria, y haciendo que, otros ignorantes como ellos, crean que, si atacan el franquismo, debe ser porque este era lo mejor…
Y, lógicamente, también ocurre al contrario: Se publican páginas y páginas, intentando ridiculizar a los nuevos “genios”, y sacando a la luz sus vergüenzas, que también tienen muchas, con increíbles casos de corrupción y nepotismo, cuando apenas llevan meses en los cargos, pero… vuelve la tercera ley de Newton, y se despiertan un montón de vegetes, añorando los tiempos en que eran jóvenes y participaban en batallas o batallitas, reales o inventadas, y los aclaman fervientemente, como a los centuriones victoriosos en Roma.
Supongo, y espero que, en España haya una gran cantidad de ciudadanos cultos, ecuánimes y ponderados que, en silencio están viendo pasar esa especie de desfile circense. Pero que a la hora de la verdad, sean capaces de poner las cosas en su sitio. Fomentando el que pasemos página del pasado, y sin olvidar, para no repetir los errores terribles, que se cometieron de parte y parte, en todo el siglo pasado, nos pongamos a trabajar en un futuro, en armonía, escuchando con atención la ideas de todas las tendencias, y organizando nuestro país, de forma que tengan cabida todas las opiniones, pero sin imposiciones totalitarias. Porque, de eso hemos tenido suficiente, de esas dos Españas, que decía Machado.
Enrique Gutiérrez y Simón
Madrid, 26 de marzo de 2016

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