Ruidosa España
En mi reporte de cómo me escapé del hospital, a pesar de que pueda resultar algo largo, para cubrir sólo una noche y medio día, (Yo comenté que, había que tener en cuenta que eran las aventuras de Sandokán, el Tigre de
Lo primero que llama la atención a los viajeros forasteros que llegan a España, es el alto tono de las conversaciones normales: Entrar en un bar español, es impactante para cualquiera, porque las personas, que suelen estar a centímetros unos de otros, hablan en un tono que, equivaldría a intentar comunicarse con alguien de acera a acera de una calle, y como este habla alto a aquel, al final, para entenderse con el que está al lado, hay que levantar también la voz, o quedarse callado, por no hablar de los que se están contando chistes más o menos escabrosos con las risotadas correspondientes, o los que jalean jugadas del partido de fútbol que se ve en la televisión, y la verdad es que, yo no puedo presumir de ser una excepción, pues habiendo crecido a la sombra de mi padre y en la empresa en que él trabajaba, entre hombres rudos y en un local enorme, entre camiones, tractores y talleres, el hablar a gritos era la forma normal de entenderse, por lo que siempre se me ha criticado tener un tono de voz, alto y "chillón", o como decía una de mis secretarias en la universidad, tener una voz "meioodiosa"…
No obstante, el haber vivido tantos años fuera de España, hace que ahora me resulte extraña esa forma de comunicarse que, más bien parece que se quisiera establecer una barrera para no oír al interlocutor…
Pero, si esto es "normal" o tolerable, en un bar, resulta absolutamente incongruente en un hospital… En la sala de espera de urgencias del hospital de
En mi caso y día concretos, había cerca de nosotros tres chicas jóvenes, dos de ellas con vestimenta, corte de pelo y maneras hombrunas que, más bien parecían lo que en España suele llamarse "marimachos", y otra un poco más femenina, que supuestamente eran un grupo de lesbi
En cuanto a los móviles, no sólo se habla por ellos profusamente, sino que se avisa a todo el mundo que uno está en urgencias, con lo que se corre la voz entre familiares y amigos, y cómo no, se llaman profusamente los unos a los otros y, por supuesto al "paciente", para saber cómo está. Y lo más curioso es, que el que no tiene parientes o amigos a quien llamar o que le llamen, saca su teléfono móvil y se entretiene con los varios juegos que suelen traer, para demostrar ostensiblemente que "yo no lo apago, porque no me da la g
Las conversaciones en voz alta, son algo sui géneris en la sala de espera, pero lo curioso es, que se continúan en los pasillos de las habitaciones, y, algo absolutamente inconcebible, entre enfermeras y entre médicos y enfermeras, saludándose, despidiéndose y deseándose feliz año, (en mi caso y fechas particulares), en tono tan alto, que pueden oírlo los pacientes, a varias habitaciones de distancia, y esto, es hasta cierto punto disculpable entre los visitantes de los enfermos, cuando se encuentran a visitar al amigo común, en el curso del día, pero absolutamente demencial, entre profesionales de la medicina y de noche, que es el caso que me tocó vivir a mi, en la única noche que pasé en el hospital.
El hecho de que en la misma habitación haya dos pacientes, puede ser motivo de molestias, por el trasiego de visitas extrañas a uno y las conversaciones ajenas, sostenidas entre ellos, o la televisión del compañero de cuarto, que no tenga la precaución de oírla con auriculares, que el hospital tiene previsto, pero que nunca he visto usar a nadie, pero el hecho de que la habitación sea compartida, también tiene otras ventajas o virtudes que, trataré en otro momento, puesto que no es el tema de hoy, pero que a mi, me parece positivo. En todo caso, para una persona de sueño ligero o con cierta tendencia al insomnio, aunque este no es mi caso, debe ser muy molesto que le toque un compañero que ronca estrepitosamente, o que se queja permanentemente de sus dolores, e incluso, como me tocó a mi, que alguien se pase la noche gritando su dolor, hasta muchos metros de distancia, pero todo esto es explicable… No así, entre las personas que debieran ser, por su profesión, mucho más cuidadosas con su ruidoso comportamiento.
El otro tema que se me pasó mencionar en mi relato anterior es, que durante la mañ
Estoy llegando a la conclusión de que, todo este personal sanitario que estoy conociendo últimamente, sumado a la enfermera que siempre me atiende en el ambulatorio que me corresponde y que me prodiga sus cuidados, y sus regaños, desde hace ya varios años, parece que están consiguiendo que pierda ese miedo, o repulsa a los hospitales, agujas y demás parafernalia que, parece que constituyera o ha constituido una verdadera fobia en mi vida, desde mi casi mortal enfermedad de mi ya lejanísima niñez…
Por cierto que, en esa mi muy lej
Por el contrario hoy, las inyecciones suelen venir ya dentro de una jeringuilla diminuta, con unas agujas finísimas y todo ello ya preparado dentro de un envoltorio estéril que, se abre, se pone la inyección, sin que el paciente sienta nada, y se desecha todo a la basura… ¿Es esto mejor o peor para
Es, una de tantas preguntas que debiéramos plantearnos, y cuya respuesta o respuestas, no son tan fáciles de encontrar, como parece a primera vista…
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