Un par de artículos publicados hoy, en ABC y en
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Ley islámica contra piratería
JOSÉ MARÍA CARRASCAL - Domingo, 17-05-09 -ABC.es - Opinión - Firmas
YO no tengo, como los políticos, la formula para salir de la crisis económica (ni creo que la tengan ellos), pero sí tengo la de acabar con la piratería en aguas del Cuerno de África. Nada de entregar los piratas capturados a las autoridades keniatas, como ha hecho el comandante del «Marqués de
Imagino que alguno de ustedes, tras leer lo precedente, se habrá dicho: «Pero a este Carrascal se le han fundido los plomos. ¿No sabe que todas aquellas gentes están aprovechándose de la piratería, que los millones de dólares y euros que los piratas sacan de los rescates de barcos y tripulaciones se los gastan luego en tierra, donde deben de ser tratados como reyes?» Eso me creía yo hasta leer el reportaje que Jeffrey Gettleman envía al New York Times desde la zona. En efecto, los piratas se convirtieron de entrada en los amos del cotarro, gastando el dinero a manos llenas en juergas, borracheras y francachelas. Y creando un desorden cada vez mayor en una región que ha venido viviendo poco menos que en la edad media, donde el mayor lujo era desplazarse en camello en vez de a pie. El cambio ha gustado muy poco a los viejos jeques, que han empezado a organizar milicias contra los piratas, y ha gustado aún menos a los imanes, que condenan en las mezquitas sus ofensas al Corán e instan a las mujeres evitar todo contacto con ellos. Tan decididos están a cortar por lo sano, en el sentido literal de la palabra, que un tal Anshir Boyah, que se precia de haber asaltado 25 barcos, dice al periodista norteamericano: «Esos tíos islamistas te cortan las manos si te agarran, así que va siendo hora de cambiar». Como saben, el castigo para los ladrones en la ley islámica es cortarles la mano y los piratas somalíes empiezan a estar considerados como tales.
Así que ya saben la fórmula para acabar con ellos. Nada de complicarse la vida trayéndolos a España o de entregarlos a los keniatas para que los juzguen. Entregarlos a sus autoridades. Mano de santo. O de pirata.
Aunque no creo que mi propuesta prospere, dado el rechazo que seguro encontrará entre la misma progresía que dice apoyar la alianza de civilizaciones y respetar las costumbres de otros países. Pero a ustedes puede interesarles e incluso divertirles, habiendo últimamente tan poco de qué reír. Por cierto, ¿se imaginan la cantidad de mancos que habría en España si se aplicase la ley islámica?
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El pito
COSAS QUE PASAN
Ha dicho Anasagastí que al Rey le han pitado porque ahora se puede pitar, no como en tiempos de Franco
Pitos para pitar a Franco los había a miles, y si no le pitaron fue por una sencilla razón. No se atrevieron
Alfonso USSÍA -
Me dispongo a escribir del pito de Anasagasti. Que nadie se asuste. Se trata de un pito figurado, metafórico. Podría hacerlo también del pito del sereno, pero carezco de fuerza argumenta! para llevarlo a cabo. El único dato que tengo del pito del sereno es la bronca del guardia urbano de «
Hay otros pitos por ahí que también arrincono en espera de mejor ocasión. El «pito, pito, gorgorito» y el pito del «Manneken Pis» bruseliano, muy retratado por el turismo. Me quedo definitivamente con el de Anasagasti, entre otros motivos, porque viene a cuento. Y a cuento viene, porque el senador del PNV, últimamente faltón y deslenguado, ha celebrado la pitada que los nacionalistas vascos y catalanes dedicaron al Rey y al Himno de España, con una especial alegría y un torpe y comprometedor argumento. Ha dicho que al Rey le han pitado porque ahora se puede pitar, no como en tiempos de Franco, que estaba prohibido hacerlo al entonces Jefe del Estado. Con ese bagaje argumenta!, Anasagasti ha llamado «cobardes» a todos los nacionalistas vascos que acudieron en aquellos tiempos a las finales de
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