viernes, 1 de mayo de 2009

A pesar de la opinión de algunos colombianos, movidos por quién sabe por qué oscuros intereses, al Presidente Uribe se le considra aquí como un líder, que ha sacado a Colombia del agujero en que querían meterle, o todavía elgunos, quieren meterle en el "socialismo del siglor XXI", del gorila Chavez y de los "revolucionarios" de las FARC.

Ha sido la persona a quien se le ha concedido por primera vez, el Premio de las Cortes de Cádiz, las que promulgaron la Constitución de 1812, que nosotros llamamos "La Pepa", por haber sido promulgada el día de San José de aquél año, y que es la primera constitución española verdaderamente democrática, donde se consideraba al pueblo como el dueño de la soberanía, y no al Rey como designado por Dios...

Adjunto el artículo de Hermann Tertsch publicado ayer en la sección de opinión de ABC

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LlDERAZGO Y EMOCIÓN

 Hermann Tertch - ABC – Opinión- 30 de abril de 2009

PESE al título, queridos amigos, desengáñense. No vamos a hablar de Carla Bruni. Vamos a re­flexionar un poquito sobre la responsabilidad y el liderazgo, dos cosas que a muchos de ustedes ya les parezcan remotos conceptos históricos perfectamen­te arcaicos. Hubo gente en este país, en Espa­ña, que en regímenes muy diferentes creían y sentían su vocación por servir a una serie de gentes que no tenían con ellos nada más en co­mún que la pertenencia a una patria. Hubo mucha gente, aquí en España, que luchó, ma­tó y murió creyendo firmemente que lo hacía por mejorar España. En todas las trincheras. En todos los frentes. Este país ha tenido obvia­mente una sobredosis de patria y de historia. Y una inmensa caterva de personajes del tres al cuatro que no sólo pretendieron ser líderes. Que lasti­mosamente acabaron siéndolo. Con todo el respeto para sus familiares y descendientes. A sus calles y apellidos. Como comprenderán, yo prefiero una calle de­dicada a Merry Cordón, gran e ilustre general, que a la madre de Javier Bardem.

Para valorar el liderazgo, para valorar el servicio al bien común, para valorar la vocación de servicio, hay que tener ante todo un sentido que unifique dignidad personal con proyección histórica. Esto puede parecerles muy cursi a unos. Y muy borde a otros. Pero no hay otra-forma de conseguir la fuerza que requiere el ser huma­no para acudir a un estado de emergencia co­lectivo. Los estados de emergencia privados los resolvemos por el acuerdo o la violencia, por la fuerza de la concordia o la intimidación. La profundidad en la asunción de un liderazgo tiene muy diversas formas. Los ha habido de toda suerte y calidad. Muchos de ellos con consecuen­cias muy trágicas para las naciones lideradas.

Pero lo que es evidente es que aquellos que son petimetres, por muchas elecciones que ganen, seguirán siendo petimetres. Nadie accede al liderazgo, querido presidente Sarkozy, consorte de Bruni, por muchas elecciones que gane. Muchos pueden hundir a su país en catástrofes que eran imprevisibles y evitables y en pocos años pueden hacer daños que sufran generacio­nes. La vida es muy caprichosa. Y el determinismo his­tórico de la secta inflamada es siempre falso. Aunque engañe cien veces y sirva a gente sencillamente inve­rosímil como son tantos de los que hoy vemos en car­gos públicos. El liderazgo sea bueno o malo, nada tie­ne que ver con pataterismo o zapaterismo. El presi­dente de Colombia, Alvaro Uribe, dio una lección de li­derazgo el martes en el Hotel Ritz. Por supuesto no acudió nadie del Gobierno socialista de Zapatero para ver si aprendía algo. Si no se leen siquiera los papeles que nos afectan al mal o buen vivir de los españoles es absurdo pensar que ninguno de ellos acuda a un sitio donde puede mejorar, como persona y líder. Sarkozy es un líder. Ya se verá si para bien. Uribe ha demostra­do ser un líder que ha sacado a Colombia de una sima y la ha convertido en ejemplo para Iberoamérica. Por aquí, por lo demás, poco que contar al respecto.

 

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