sábado, 15 de marzo de 2014

Escribir por encargo



Escribir por encargo

Entro un poco de tapadillo en este debate, como un intruso inoportuno. Ya que hay una serie de colaboraciones interesantísimas que, creo cubren todos los aspectos y a mi entender, han dejado claro que no sólo se puede escribir por encargo, sino hacerlo bien y sentirse uno satisfecho, por haber creado y encima, haber recibido una retribución económica por ello. Los casos de falsedad o aprovechamiento ilícito, son también normales y nada excepcionales, puesto que se dan en todas las actividades humanas, desde que estamos habitando la tierra.
Pero me gustaría recordaros un caso que creo paradigmático y supongo que habréis conocido, ya que ocurrió hace varias décadas en USA. Intentaré resumirlo un poco al estilo telegrama:
Concurso de novela y una ganadora absoluta. Se abren las plicas y resulta que el nombre real es el de una mujer, absolutamente desconocida para todos.
Se ponen en contacto con los datos que aporta la ganadora y contesta un hombre que dice ser su representante. El cual informa de que la autora es una ama de casa, que ha escrito el libro en ratos libres, en lugar de estar jugando al bridge o tomando el té con las amigas. Sin ninguna experiencia previa y tal.
Se hace la edición que conlleva el premio y se promociona en todos los medios con los datos aportados por el representante. Gran éxito de público y crítica y las consiguientes especulaciones de hacer nuevas y grandes ediciones, películas, etc.
Empieza una furiosa caza de la autora, para hacerle entrevistas y ofrecerle contratos de todo tipo. Y cuando la presión aumenta de forma que ya no se puede seguir ocultándola… ¡Se descubre el pastel!
El promotor, que no autor, es un periodista que, para demostrar el teatro y la cantidad de basura que rodea el mundo editorial y anexos, ha encargado a cada uno de los colegas de su periódico, que le escriban una historieta, que tenga que ver con cada una de las especialidades de esos periodistas: Internacional, Sucesos, Modas, Economía, Deportes, Política, etc. Con unas condiciones simples: El personaje central se llama John, (por ejemplo), la historieta debe ser de un número de páginas, (aprox.) y en ella debe haber la mayor cantidad posible de sexo y violencia, (dentro de lo publicable).
Después, ese periodista une cada historieta con un poco de “engrudo”, para darles continuidad, (transiciones, se dice en cine), y… novela al canto.
Tesis demostrada: Toda esa zarandaja de “estilo, léxico, sintaxis, etc.” que manejan la mayoría de los sesudos críticos, para ensalzar una obra, no tienen ningún fundamento. Porque aquí no había un negro, sino toda una merienda de negros…

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