viernes, 7 de marzo de 2014

Educación I



Educación I

Para combatir la violencia, la educación es el medio y la honestidad generalizada a todos los niveles sería el fin. Pero quizá es una meta demasiado elevada en este momento, dado el nivel de degradación moral a que hemos llegado, donde la palabra "honesto" se entiende generalmente como sinónimo de "tonto".
Luego, tenemos el tema de acotar o definir exactamente la palabra "educación". Porque hasta hace unas décadas, se educaba en la escuela y, por supuesto y lo más importante, en la familia. Pero hemos llegado a un grado de parcelación de las cosas que, ahora parece que se entiende que la escuela, e incluso la universidad, son para instruir. Para meter en la cabeza de los estudiantes una serie de datos, fechas y fórmulas logarítmicas y químicas, con el único fin de darles un diploma, que dice que "ya saben lo suficiente"...
Se supone o se acostumbra, aunque sin decirlo expresamente que, la educación, entendida como ese cúmulo de normas y costumbres que nos hace humanos, es problema exclusivo de la familia… Casos se han dado de un padre iracundo, reclamando a un profesor de instituto, porque se ha permitido el “atrevimiento” de corregir el comportamiento de su hijo. Padres que a su vez, “educan” a su hijo diciéndole: Este domingo debes asistir conmigo a misa, para darle gracias a Dios, por el contrato que he conseguido dándole participación al político que lo adjudica. (Por ejemplo).
Y como la honestidad ya no está de moda, ni siquiera en las mujeres que tanto se cuidaban de su fama inguinal, quizá debiéramos empezar por metas más modestas. Insistiendo en frases milenarias de la cultura universal como: No hagas a otro lo que no quieras que te hagan; No existe nada gratis; Siendo honrado, en todo y a todas horas, se duerme mucho mejor; El que nada debe, nada teme… etc. Y en esa labor, ya que los responsables de la Educación no parecen estar interesados, sino en peleas de gallera, sería importante que nos involucráramos todos. Empezando por afearles su conducta a todos los medios de comunicación, que ensalzan a oscuros personajes que hacen insultante ostentación de dinero, a sabiendas de que ese dinero tiene un origen inconfesable.
A ver si, ya que no lo hacen motu propio, buscando ensalzar a los verdaderos héroes, que existen a pesar de todo, y en su lugar se refocilan en el cieno de los personajillos “de éxito” crematístico. Con la presión ciudadana y el seguimiento o falta de seguimiento de ciertos programas y publicaciones, conseguimos ir cambiando la tendencia…
Ahora, releo lo escrito y me doy cuenta de que, decía que la utopía de llegar a la honestidad era demasiado alta, y quizá me he puesto a hablar de metas tan difíciles como la honestidad que mencionada… ¡Perdonad! Al final, no sé si esto tiene arreglo, o quién será el “arreglador”… 

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