jueves, 20 de marzo de 2014

Novela de periodistas



Intentaré contestar a Gloria primero: Leí este caso estando en América, por lo que no sé cómo se titularía el libro de los periodistas, (escribo de memoria), ni si el caso se publicó en España, aunque supongo que sí, porque el asunto fue muy sonado. Pero como entonces existía la censura… ¡A saber! Lo importante en realidad era, demostrar que todos los que se pusieron a ensalzar a la “autora”, por su estilo, la “frescura” de su escritura y todo los etc. que se quiera, estaban hablando basura, porque es evidente que ni el léxico ni el estilo de los diferentes capítulos podían coincidir, aunque todos fueran buenos.
¿Qué pasó después? Pues que todos esos “expertos”, se apresurarían a decir: Yo ya había notado algo raro y sugerí que el estilo no era uniforme, etc.
Y Antonio acierta en que al fin y al cabo, salió una obra que tenía calidad, por lo menos comercial. No olvidemos que, los capítulos estaban escritos por profesionales de diversas ramas de la actividad humana, y cada uno conocía al dedillo el tema del que escribían, porque era su actividad diaria. Si cualquier escritor tiene que situar a su personaje en un ambiente de política internacional y luego en actividades deportivas, luego en moda, etc. ha de hacer un trabajo de investigación exhaustivo y fatigoso. Mientras que aquí todo eso estaba hecho. Por otra parte, las condiciones que puso el promotor eran: Sexo y violencia, lo que despierta el morbo de los lectores en cualquier tiempo y lugar. Así que el éxito comercial es normal y como dice Antonio, digno de copiarse.
En Colombia, existe desde hace muchos años una empresa cuyo título y actividad están muy claros: “Fábrica de discursos”. Con lo que cualquier político o padre que va a llevar a su hija hasta el altar, etc. puede encargar ahí lo que luego dirá con aspecto docto y engolado. Sin que nadie se pregunte por el verdadero autor. Y en realidad, a nadie le importe… Esa “fábrica” tiene varios socios o empleados, probablemente con diversas especialidades y todo el mundo contento, aunque nadie pueda exclamar eso de: “Eso lo escribí yo, ¡Carajo!, porque entonces los clientes pierden la confianza…
Supongo que todos vosotros conoceréis mejor que yo, la polémica permanente sobre si Shakespeare escribió todas sus obras. Algunos se preguntan si en realidad escribió alguna. Y hasta he leído en algún sitio, la duda de si realmente existió…

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